Un pálido Rosario Central apenas si se trae un punto de Venezuela frente a Caracas, el adversario más débil del grupo G de la Copa Libertadores. Escasa cosecha para dirimir la clasificación contra los otros dos candidatos: Atlético Mineiro y Peñarol. Fue 1-1, pero para Central pudo ser peor si no mostraba algo más que en su muy pobre primer tiempo, en el que se fue al descanso en desventaja.

En la misma cancha en que Atlético Mineiro goleó por 4-1, el conjunto de Miguel Ángel Russo no se despojó del bajo nivel que mostró en gran parte de la Copa de la Liga, competencia que obtuvo en diciembre pasado. Las deficiencias locales lo persiguieron en el ámbito internacional.

Los vuelos de aviones con matrícula argentina tienen prohibido su ingreso a Venezuela, decisión dispuesta por el gobierno de Nicolás Maduro a causa del conflicto diplomático entre ambos países. De esa restricción se puede proyectar una metáfora futbolística, porque fue como si Rosario Central no hubiese llegado a Caracas, no estuvo en el estadio Olímpico durante el primer tiempo. Ausente en el juego, sin presencia para establecer diferencias ante un rival inferior, que no gana desde febrero, undécimo entre 14 en el torneo venezolano, con un lastre de 13 partidos sin victorias por todas las competencias (siete derrotas y seis empates).

Demasiado tibio e inconexo estuvo Central en la primera etapa. Una desilusión para el grupo de alrededor de 100 hinchas que lo acompañó, en unas tribunas mayormente vacías, sin apoyo para el equipo local. El conjunto rosarino era lento para mover la pelota, los volantes no conectaban con los delanteros y sus principales individualidades (Malcorra, Campaz) estaban apagadas.

Lo más destacado de Caracas 1 vs. Rosario Central 1

El desarrollo se hacía tedioso. Caracas creció en ánimo al advertir que podía controlar a Central. Le alcanzaba con ser ordenado y ajustar las marcas en campo propio. El conjunto de Russo le facilitaba la tarea con imprecisiones y la escasez de ideas. Central parecía adormecido, lo estaba en ataque y, para su preocupación, también en defensa. Lo comprobó cuando Edwin Pernía, goleador de Caracas en el torneo local, dejó en el camino a Quintana con un simple cambio de paso para definir con un remate que pasó entre las piernas de Broun. Caracas se ponía 1-0 con una inusitada facilidad. Central no hacía más que meterse en problemas. Estaba cada vez más obligado a reaccionar. Su primer tiempo había sido de lo peor en mucho tiempo.

Para el comienzo del segundo tiempo, Russo les dio otra oportunidad a los 11 titulares que habían desentonado en el primer período. La posibilidad de reivindicarse. Tuvo otro ritmo el Canalla, fue más intenso, presionó sobre campo rival, aun a riesgo de exponerse a los contraataques.

Tras casi no haberse exigido en los 45 minutos anteriores, el arquero Wuilker Faríñez, que en 2017 fue figura en el Monumental en el 1-1 ante la Argentina por las eliminatorias –la Vinotinto nunca había rescatado un punto de visitante–, mostró reflejos para desviar dos remates de Campaz y uno de Cervera. El encuentro ya tenía otro tono y Russo vio el momento para que los refrescos dieran otro impulso.

Desde el banco llegó el empate, con el pase filtrado de Jonathan Gómez y la definición de Agustín Módica, nacido hace 21 años en Italia. Festejó su primer gol en el octavo partido –uno solo como titular– en el canalla. Por poco no le dio el triunfo con un cabezazo cruzado que salió apenas desviado. También estuvo cerca Central con un remate de media distancia de Gómez que devolvió el travesaño. Dio muy poco en los 90 minutos el equipo rosarino. Debe lamentar todo: el rendimiento y el empate.

 

Facebook Comments