Joan Laporta y Xavi Hernández siguen empeñados en negar la realidad en la que vive el FC Barcelona, indicio de su incapacidad para analizarla, afrontarla y remediarla. Obsesionados en la queja arbitral y en señalar las deficiencias del VAR, enfrascados en la búsqueda del enemigo y enquistados en la táctica de la patada al cartelón, se olvidaron de minimizar y corregir las debilidades y los errores propios.

Más información (Auto)

101400719

El Barça es hoy un club menor en lo económico. Actuar como si su potencial fuera el de hace una década es vivir en una irrealidad que conducirá al club al abismo. Fichar jugadores o renovarlos y no poderlos inscribir por falta de fair play financiero y jugar al equilibrio con los lesionados de larga duración y así qui dia passa, any empeny, no es ninguna genialidad, ni tan solo un recurso imaginativo y audaz, es solo una estupidez.

Y justificar una temporada en blanco con los errores y la supuestas injusticias arbitrales y del VAR, amenazar con pedir la repetición del partido con un precedente que al final no fue, en la temporada de los goles en el primer minuto, el 2 a 4 del Girona, el 3 a 5 del Vila-real o el 3 a 3 del Granada, de las derrotas contra el Shakhtar y el Amberes, es apostar por una imagen de club victimista y perdedor que nos retrotrae a épocas que creíamos del todo superadas.

Y sin embargo, siempre es posible un peor todavía. Si la última ruleta de Xavi, léase su dimisión en diferido, fue un hito en la élite de los clubes de fútbol, su continuidad, si llega a producirse, va ser caso de estudio en la sociología del deporte profesional.

 

Facebook Comments