A Enric Gensana Merola (Lleida, 3 de junio de 1936) lo ‘descubrieron’ a los 9 años en el colegio, el Sagrat Cor de Jesús. Un hermano marista se percató de las innatas condiciones que tenía el niño para el fútbol cuando lo veía jugar durante los recreos y puso en alerta a sus padres, Enric y Carmen. “Tiene toque de balón de auténtico as. Posee, además, un entusiasmo loco. No lo aparten de la pelota. Sabrá labrarse un valioso porvenir. Espero que el tiempo me dé la razón”. Las suposiciones del docente, recogidas por el periodista catalán Joan García Castell en la colección “Ídolos del Deporte”, acabaron confirmándose al pie de la letra.

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El fútbol y los estudios —de Comercio, se sacó el grado de tenedor de libros (contable)— ocuparon sus primeros años de vida. Su primer equipo fue el Ferroviaria, en categoría infantil y juvenil, iniciándose como extremo. A los 14 años fichó por el Lleida, destacando por su espigado físico y alineándose como lateral. Cuando dio el salto al primer equipo lo hizo para ocupar el centro de la zaga. Debutó el 3 de abril de 1955 (con 18 años) en un Lleida-España Industrial (1-4) de la mano del exazulgrana Juanjo Nogués y junto a otro ex del FC Barcelona, Salvador Sagrera. La temporada siguiente, 1955-56, fue la de su consagración y el Barça, que tenía buenas relaciones con la entidad ilerdense —había cedido a Basora, Gonzalvo III y Moreno—, se lo llevó por 600.000 pesetas. En el precio también se acordó el fichaje de Enric Ribelles, un medio volante con mucho gol que siguió en Lleida como cedido hasta el curso 1957-58.

Gensana firmó por el Barça por cinco temporadas a razón de 750.000 pesetas (150.000 por año) y desde el primer momento entró en los planes de Domènec Balmanya. Antes había jugado algunos partidos a prueba con Ferenc Plattkó después de obtener el visto bueno de Pepe Samitier.

 

Debut

Debutó oficialmente el 14 de octubre de 1956 en San Mamés (1-1) haciendo pareja con Martí Vergés, aunque fue con Joan Segarra, el Gran Capitán, con quien batalló en más ocasiones en la zona ancha. Tras el duelo explicó que “había un compañerismo tan enorme en el equipo que, además de jugar y cobrar, se podía dar dinero encima, si lo hubiese tenido, para formar parte de él”. Esa misma temporada alcanzó la internacionalidad absoluta, debutando en un España-Escocia (4-1) de clasificación para el Mundial de Suecia 1958, y su primer trofeo: la Copa, conquistada ante el Espanyol (1-0) en Montjuïc. Fue internacional en 10 ocasiones y lo excluyeron del Mundial de Chile 1962 por haber siete jugadores del Barça en la lista, los mismos que aportó el Real Madrid.

En su primera temporada Gensana empezó jugando de lateral derecho, después de central y acabó estabilizándose como medio defensivo, lugar que “me permitía acudir al remate, que era mi jugada predilecta”. El ilerdense entró con muy buen pie y, gracias a su humildad y compromiso, y al imponente físico que lo acompañaba, fue acogido con los brazos abiertos por el vestuario azulgrana.

En mayo de 1962, en una gira del Barça por Grecia, Gensana sufrió una grave lesión contra el Panathinaikos. Tuvo su primera toma de contacto con el bisturí (dejando de lado una apendicitis) y el doctor Moragas le extirpó el menisco de la rodilla izquierda, que ya tenía afectado. Reapareció a finales de octubre, en Altabix, firmando el empate ante el Elche (1-1).

Gensana jugó ocho temporadas en el primer equipo del FC Barcelona (199 partidos y 21 goles) y ganó siete títulos: dos Copas de Ferias (1955-58 y 1958-60), dos Ligas (1958-59 y 1959-60) y tres Copas (1957, 1959 y 1963). Fue pieza clave en el histórico equipo de Helenio Herrera y en 1957 fue considerado el mejor jugador en la Pequeña Copa del Mundo celebrada en Caracas (Venezuela).

Declive

La lesión que sufrió en Grecia acabó pasándole factura y, sin sitio en el Barça, fue cedido a Osasuna (en Segunda División, dirigido por el exbarcelonista Miquel Gual) la temporada 1964-65. Volvió a la disciplina azulgrana, pero para enrolarse en el Condal los cursos 1965-66 y 1966-67, con Miquel Colomer y Vicenç Sasot en el banquillo, respectivamente. Coincidió con Mur, Rexach, Pujol, Mas, Martí Filosia, Comas, Josep Albert, García Castany, Paredes… Fue el ‘avi’ del equipo y siguió jugando porque “sencillamente me gusta. No puedo vivir sin el fútbol”. Su último partido lo disputó en Castalia el 9 de abril de 1967, con 30 años y 10 meses. Tomó la decisión de colgar las botas tras el descenso del Condal a Tercera y desoyó propuestas para seguir en activo (Granada, Sabadell…). “Comencé en el Barcelona y en este equipo colgaré las botas”, dijo. El Barça lo despidió con un partido de homenaje junto a Rodri, Kocsis y Gràcia el 28 de junio de 1966 en el Camp Nou.

Antes de decir adiós preparó su entrada en el mundo laboral, asociándose con su suegro, dueño de una fábrica de tejidos y con su cuñado inició la incursión en el sector inmobiliario. Gensana, desde siempre, fue un apasionado de la caza y en su domicilio tenía una gran variedad de pájaros (jilgueros, pinzones, pardillos…). Mató el gusanillo del fútbol en el equipo de la Agrupació de Jugadors del FC Barcelona. Falleció el 29 de septiembre de 2005 en Barcelona y el club lo recordó con un fragmento del ‘Cant dels Ocells’ antes del Barça-Zaragoza del 1 de octubre en el Camp Nou, estadio que Gensana inauguró oficialmente contra el Jaén (6-1) el 6 de octubre de 1957

 

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