De este modo, por citar solo un ejemplo, podría pensarse en víctimas en primer grado, a las hijas e hijos de las personas asesinadas, más aún cuando se trata de personas menores de edad. En ese caso, pensar en que son “víctimas indirectas” reduce en sumo grado el nivel de afectación que debe producirles la pérdida de sus progenitores o progenitoras. 

Facebook Comments