Una persona que estuvo presente el pasado jueves en la rueda de prensa donde se despidió Eduard Romeu en el Auditori 1899, me alertó y me hizo una observación de un detalle que quizá pasaría desapercibido para la mayoría, pero no para algunos. Después del largo, sincero y hasta emocionante discurso del directivo dimitido, este se abrazó con un Joan Laporta al borde de las lágrimas.

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En ese preciso momento, todos los presentes, poco a poco, se fueron levantando de sus asientos, se pusieron en pie y comenzaron a aplaudir, en un gesto de afecto y sentimiento hacia Romeu y también de respeto hacia su persona. En primera fila estaban algunos de sus ya ex compañeros de junta directiva, como Elena Fort, Rafa Yuste, Xavi Puig, Miquel Camps, Joan Soler… En la segunda, los integrantes del equipo de gabinete del presidente, ejecutivos y miembros de algunas comisiones.

Pues bien, en esas dos primeras filas todos se levantaron, todos aplaudieron… excepto una persona. ¿Quién? Enric Masip, el asesor personal de Joan Laporta, ahora también adscrito al área deportiva.

Esto ni es bueno ni es malo, simplemente es un hecho que se puede comprobar perfectamente en el ‘streaming’ de la rueda de prensa, tal y como observó diligentemente uno de los presentes en la comparecencia de prensa y que le llamó poderosamente la atención. Como la opinión es libre, que cada cual extraiga las conclusiones de un hecho que, obviamente, no pasa de pura anécdota. ¿O quizá sí?

 

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