Hace más de tres décadas protagonizó la escena más recordada de su carrera: aquella en que descruza las piernas sin ropa interior y vuelve a cruzarlas en Bajos instintos, el film que la convirtió en una estrella global. Ahora, también en San Francisco, Sharon Stone se anima a mostrar un poco más: su parte vulnerable. Mi eterno fracaso se titula la muestra de pinturas que inaugurará el 11 de abril en la Galería 181 –la más alta del mundo, ubicada en el piso 69 del condominio 181 Fremont Residences -, mientras exhibe otras hasta mediados de mayo en Berlín.

Será es la cuarta vez en un año que Stone protagoniza una exposición individual de sus pinturas. El título en este caso alude, según la actriz, a “las valiosas lecciones de vida” que experimentó durante los seis años que vivió en esa ciudad estadounidense. En 2001, poco después de presenciar los atentados del 11 de septiembre, Stone sufrió una hemorragia que le provocó una lesión cerebral grave. Durante un tiempo perdió la audición en un oído, y no podía caminar ni hablar. “No consigo trabajo en Hollywood y el sistema no me ha dado apoyo”, aseguró el año pasado en una entrevista con la agencia Associated Press.

Aquella experiencia cercana a la muerte, sin embargo, amplió también su capacidad de ver colores. “Este avance creativo me llevó a un mundo de creatividad completamente nuevo en el que me encuentro hoy “, dice ahora Stone, entrevistada por el escritor Michael McCarthy para la edición de abril de la revista San Francisco.

Para esta nueva serie de pinturas abstractas se inspiró en los paisajes y la diversidad de personas de San Francisco. “Quiero que esta exposición sirva como vehículo para el perdón a uno mismo y espero que pueda ayudar a otros a hacer lo mismo, dejando de lado los estigmas sociales y las percepciones impuestas –agregó-. De esta manera, los fracasos se convierten en fuentes de fortaleza y afrontarlos es seguir creciendo”.

 

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