Dentro del panorama científico, hay nombres que resaltan más y otros que, aunque deberían estar en lo alto del conocimiento científico, han quedado algo más dejados al olvido. Este es el caso de Dorothy Mary Crowfoot Hodgkin, una química británica cuya influencia marcó la evolución de la técnica de cristalografía de rayos X.

Nacida el 12 de mayo en 1910 en El Cairo, Hodgkin no solo desafiaba las barreras de género de su época, sino que también se convertía en toda una pionera en la determinación de las estructuras tridimensionales de moléculas fundamentales.

Su gran influencia se refleja en el Premio Nobel de Química que obtuvo en el año 1964, un reconocimiento merecido por sus contribuciones a esa disciplina y que hace homenaje a una vida de dedicación y pasión por la ciencia. Desde la confirmación de la estructura de la penicilina hasta la determinación de la forma de la insulina, Hodgkin dejó una marca indeleble en el panorama científico, aun visible a día de hoy.

PRIMEROS AÑOS

Dorothy siempre mostró un gran interés por la naturaleza del mundo que la rodeaba. En 1921, ingresó a la Escuela Primaria Sir John Leman, en Beccles, donde destacó por su intelecto y sus altas capacidades y se convirtió en una de las dos únicas niñas que recibieron autorización para estudiar química.

De esa forma, con 18 años, Dorothy ingresó al Somerville College en Oxford para estudiar esa disciplina de la que, cuatro años después, se graduaría con honores de primera clase, convirtiéndose en la tercera mujer de la historia en lograr tal distinción.

La elección de estudiar química en un momento en el que las mujeres aún se enfrentaban a fuertes obstáculos para entrar en el ámbito científico reflejaba la determinación de Hodgkin por seguir su pasión y romper todas las barreras necesarias para cumplir sus sueños.

Pero la culminación de su formación académica llegó durante sus estudios de doctorado en el Newham College de Cambridge, donde descubrió la cristalografía de rayos X y su potencial como herramienta en la determinación de las estructuras de las proteínas. Su tesis, otorgada en 1937 por un trabajo pionero en cristalografía y química de esteroides, marcó el inicio de una carrera que definiría el panorama científico del siglo XX.

DESCUBRIMIENTOS PIONEROS

Uno de los primeros descubrimientos notables de Dorothy ocurrió en el año 1945, y fue la determinación de la estructura del yoduro de colesterilo, un esteroide, junto con C.H. Carlisle, una hazaña pionera que marcó el comienzo de su investigación en la cristalografía de rayos X aplicada a moléculas biológicas. Este descubrimiento, aunque parezca insignificante, fue fundamental para comprender la arquitectura molecular de sustancias tan cruciales como los compuestos orgánicos.

En 1949, solo cuatro años después, la carrera de Hodgkin sufrió un punto de inflexión al realizar un hallazgo que contradecía la opinión científica prevalente en la década de 1940: la verdadera estructura de la penicilina. Junto a sus compañeros de laboratorio, Hodgkin publicó los resultados de su investigación, demostrando que la penicilina contenía un anillo de β-lactama, lo cual tuvo grandes implicaciones en su función antibiótica.

En el año 1955, Hodgkin siguió poniendo sobre la mesa su destreza de la cristalografía y publicó resultados en los que presentaba la estructura de la vitamina B12, desconocida hasta ese momento. En este proyecto, Hodgkin se enfrentaba a dos desafíos de gran calibre: el gran tamaño de la molécula y la falta de información detallada sobre sus átomos, especialmente el cobalto.

Sin embargo, superó esas limitaciones, confirmando la presencia de un anillo en la vitamina y dando lugar a este descubrimiento, el cual pasaría a la historia bajo el título de “romper la barrera del sonido” en el análisis de las moléculas complejas.

No obstante, el logro cumple de Dorothy Hodgkin llegó en 1969, después de 35 años de arduo trabajo, cuando finalmente descifró la estructura de la insulina. Este descubrimiento no solo amplió la comprensión de una molécula clave en la regulación del azúcar en la sangre, sino que también demostró la utilidad y el poder de la cristalografía de rayos X en el estudio de esas moléculas cruciales.

INVESTIGACIÓN Y HOMENAJE

No obstante, la carrera de Dorothy no solo estuvo marcada por esos descubrimientos, sino que también por su gran compromiso con la enseñanza y la investigación. Así, después de completar su doctorado, Hodgkin regresó a Oxford, donde comenzó a forjar una carrera como referente dentro del mundo académico.

En 1936, la Universidad de Oxford la nombró su primera investigadora tutora en química, un puesto que ocuparía hasta el año 1977 y que le permitió convertirse en una figura muy influyente dentro de la comunidad científica. En el año 1960, fue nombrada Profesora de Investigación de la Royal Society en Wolfson, un nombramiento que reconoció sus logros más que excepcionales en el ámbito de la cristalografía de rayos X.

Durante el tiempo que desarrolló el cargo de profesora, Hodgkin continuó explorando nuevas fronteras y técnicas que le valieron numerosos premios y reconocimientos, incluido en prestigioso Premio Nobel de Química en 1964, que la consagró como una de las científicas más destacadas de su generación.

LEGADO INTERNACIONAL

El compromiso de Dorothy con la colaboración y el intercambio de conocimientos dejó también una huella importante a nivel global. De esta forma, entre 1950 y 1970, cultivó relaciones muy sólidas con científicos en el extranjero, como fueron sus conexiones con el Instituto de Cristalografía de Moscú, con el de la India y con un grupo chino que se encontraba trabajando en Pekín y Shanghái en la estructura de la insulina. Su primera visita a China, en 1959, marcó el inicio de una serie de viajes que se prolongaron a lo largo de un cuarto de siglo y que contribuyeron a la innovación de la científica durante su investigación.

De hecho, en 1971, este grupo chino resolvió de manera independiente la estructura de la insulina, adelantando al equipo de Hodgkin en el proceso. Y, aunque este episodio podría haber generado una rivalidad, la científica demostró una actitud de apertura y de respeto hacia sus compañeros, logrando consolidar así su posición como una científica comprometida con la colaboración global.

Sin embargo, sus relaciones con científicos en regímenes menos democráticos también tuvieron momentos difíciles. En 1989, se descubrió que la científica rumana Elena Ceausescu, esposa del dictador comunista de Rumanía, había publicado trabajos fraudulentos en los que Hodgkin había elogiado sus «logros sobresalientes». Sin embargo este episodio pasó a la historia y la integridad y el compromiso de Hodgkin con la ciencia se mantuvieron prevalecientes a lo largo de su carrera.

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