PARÍS.– Envalentonado por su masivo triunfo en las recientes elecciones presidenciales, Vladimir Putin advirtió que se trató “solo de un prólogo de todas las victorias que necesita Rusia, y que seguramente llegarán”. En medio de una guerra de propaganda lanzada por el Kremlin, el régimen también anunció la creación de dos ejércitos suplementarios y 30 nuevas formaciones militares antes de fin de año.

Por su parte, el ministro de Defensa ruso, Serguei Shoigu, se congratuló este miércoles de que “grupos de tropas rusas continúan empujando al enemigo” fuera de sus posiciones. “Estados Unidos y sus satélites están extremadamente preocupados con el éxito de las Fuerzas Armadas rusas”, declaró, aunque después de dos años de guerra sus tropas solo consiguieron controlar el 19% del territorio ucraniano y que cada avance tiene un altísimo costo en hombres.

“Después de haber reclutado centenares de miles de mercenarios, Rusia creará antes de diciembre dos nuevos ejércitos y 30 formaciones, entre ellas 14 divisiones y 16 brigadas, que deberían reforzar las fronteras del este y del oeste del país”, agregó Shoigu. Es verdad que la presión rusa sobre las fuerzas ucranianas se acentuó en los últimos meses, desde la fracasada contraofensiva anunciada por Kiev. Los servicios de inteligencia occidentales advierten que Ucrania podría hallarse ante un momento decisivo si los aliados no consiguen enviarle todas las armas que necesita.

En este momento, entre la escasez de tropas listas para el combate, la ayuda prometida por Washington paralizada en el Congreso y la perspectiva de que Donald Trump regrese a la Casa Blanca en noviembre, Ucrania debate un nuevo método de movilización. En todo caso, la situación no es todo lo desesperada que trata de hacer creer Moscú.

“En el terreno, la situación está cristalizada. Los rusos solo pueden recurrir a sus obuses. Antes de las elecciones rusas, Ucrania lanzó una serie de exitosos ataques contra las regiones fronterizas rusas, al dañar refinerías y usar infiltrados para perforar las líneas”, señala el coronel Michel Goya, experto militar.

Para tranquilizar a los habitantes de esas regiones, Shoigu afirmó que Rusia había “infligido severas pérdidas” a esos agentes, con el derribamiento de 419 drones ucranianos y 67 misiles durante la elección. Por su parte, Putin prometió “castigar” a Ucrania por esos ataques “realizados con artillería occidental”.

“La tarea principal es garantizar la seguridad. Tenemos diferentes formas de hacerlo. No son fáciles. Pero lo lograremos”, prometió Putin.

Economía de guerra

¿Hay que creer en los anuncios ditirámbicos del Kremlin en plena guerra de propaganda? “En todo caso, Putin colocó al país en economía de guerra. Cada día, en el frente, el Ejército ruso dispara cuatro o cinco veces más obuses que Ucrania. Según el Kremlin, 30% del gasto federal está consagrado a la industria de defensa. Es decir, 7,5% del PBI. Para mantener ese ritmo, Putin aseguró que 520.000 puestos fueron creados en ese sector”, señala Goya.

Actualmente, Rusia tiene la capacidad de producir tres millones de municiones de artillería por año, mientras Europa y Estados Unidos juntos solo pueden entregar a Kiev un máximo de 1,2 millones.

Se agrega a esa realidad el desprecio ruso por la vida de sus tropas. Y, para paliar a la eventual falta de “mano de obra”, desde hace unos meses, el Kremlin recluta mercenarios extranjeros. Indios, cubanos, somalíes… Cuando se los captura –o se rinden–, esos prisioneros de guerra afirman haber aceptado incorporarse al Ejército para aumentar sus magros ingresos. Pero todos aseguran no haber firmado jamás contrato alguno para ser enviados al frente.

Conscientes de la actual situación y atentos a un eventual triunfo de Trump, varios líderes europeos decidieron cambiar de estrategia. El primero de ellos fue el presidente francés, Emmanuel Macron. Quien al comienzo de la guerra fue criticado por sus intensos esfuerzos de establecer un diálogo con Putin, provocó una agitación continental al declarar que “un envío de tropas a Ucrania no estaba excluido”.

Y si bien no son todos, la mayoría de sus pares parecen haber comprendido por fin la urgencia de un cambio de estrategia del bloque europeo, a fin de estar preparados para una eventual guerra de alta intensidad en el continente provocada por las desmedidas ambiciones rusas. Eso es precisamente lo que discutirán este jueves los presidentes y primeros ministros de la Unión Europea (UE): el paso del bloque a una economía de guerra.

“La era de la posguerra se acabó. Vivimos en un tiempo nuevo, prebélico, aunque para algunos de nuestros hermanos se trate bien de una guerra”, advirtió el primer ministro de Polonia, Donald Tusk. “O defendemos nuestras fronteras, nuestro territorio y nuestros principios o nos hundiremos”, insistió.

La reunión de este jueves en el Consejo Europeo (CE) dedicará gran parte del debate a la defensa y a la posibilidad de priorizar la industria de guerra y el acceso a materias primas críticas. “Más de la mitad de los líderes europeos están convencidos de que Putin no parará en Ucrania”, dice Goya.

Según el borrador de la reunión, los dirigentes manifestarán su compromiso de “intensificar” la entrega de material militar a Ucrania, “avanzar sin dilación” en la estrategia europea para la industria de la defensa presentada por la CE y mejorar “la preparación militar y civil”, mediante acciones que impliquen “a toda la sociedad” ante las nuevas amenazas.ß

 

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