El cáncer de mama afectará a 1 de cada 8 mujeres españolas a lo largo de su vida. Así lo prevé la Sociedad Española de Oncología Médica, que cada 19 de octubre nos recuerda la prevalencia de esta enfermedad en el mundo y la necesidad de continuar investigando para reducir el número de diagnósticos.

La lucha por parte de las pacientes -que en el 99,5% de los casos son mujeres- y de la comunidad científica no cesa, a pesar de ser desgarradora. Tanto es así que, aunque sigue tratándose del cáncer más común en el mundo, las cifras del Ministerio de Sanidad denotan que ha habido grandes avances: en la España de 2023, la supervivencia global a los 5 años del diagnóstico de este tumor es del 82,8%, mientras que en el período de 1980-1985 se situaba en el 64%.

La búsqueda de nuevos biomarcadores para detectarlo de manera precoz, la innovación tecnológica en el diagnóstico y el hallazgo de técnicas menos invasivas han sido claves fundamentales para reducir esa tasa. Es por ello que, en el Día de la Lucha contra el Cáncer de Mama, resulta primordial hacer hincapié, no solo en las pérdidas que genera anualmente esta dura enfermedad, sino también en los avances más recientes, los cuales arrojan esperanzas para acabar con ella.

Cuando la Inteligencia Artificial se une a la lucha

En el cáncer de mama, la etapa de desarrollo en la que se realiza el diagnóstico determina completamente la tasa de supervivencia. De hecho, el potencial de curación de esta patología, si se detecta en su etapa inicial, es prácticamente del 100%, de acuerdo con la Sociedad Española de Senología y Patología Mamaria (SESPM). 

Aunque es importante investigar en las posibles curas para la enfermedad, uno de los grandes retos de la ciencia es apuntar al diagnóstico precoz. Así, el Massachusetts Institute of Technology (MIT) diseñó en agosto de 2023 un dispositivo que usa la Inteligencia Artificial para detectar tumores mamarios en sus etapas más tempranas. 

Una de sus características destacables tiene que ver precisamente con la capacidad de autoexploración que este ofrece, ya que se trata de un aparato flexible y portátil, de tamaño relativamente reducido y hecho mediante impresión 3D, que se fija a un sujetador.

Aunque el proyecto todavía es un prototipo, los resultados son prometedores, ya que permitiría a la usuaria llevar un control rutinario propio en cualquier momento y lugar haciendo que los cribados de cáncer de mama pudieran ser mucho más frecuentes, una práctica que podría salvar la vida de muchas pacientes.

La leche materna, una esperanza en el diagnóstico precoz

Un equipo del Hospital Vall d’Hebron (Barcelona) descubrió en septiembre de este año que la leche materna de las pacientes diagnosticadas durante el embarazo o el postparto contiene un tipo de ADN que podría servir para detectar el tumor de forma precoz en el futuro.

En los último años, la biopsia líquida se ha realizado por proximidad a la ubicación del tumor: por ejemplo, el análisis de la orina ha sido útil para detectar el cáncer de vejiga, y el análisis de la saliva, para el cáncer de cabeza y cuello. Así, se tomó la muestra de leche materna congelada de una paciente –más de un año antes de su diagnóstico– y se confirmó que presentaba ADN con la misma mutación que estaba presente en el tumor. 

Al realizar el ensayo de forma más amplia, los resultados siguieron siendo significativos: hallaron las mismas mutaciones que estaban presentes en el tumor de 13 de las 15 muestras, lo que significa que la biopsia líquida a través de leche materna no solo podría ser una técnica mucho más efectiva para el diagnóstico, sino también mucho menos invasiva que las utilizadas actualmente.

El cáncer de mama en 5 biomarcadores

Un estudio llevado a cabo por un equipo de científicos del Vall d’Hebron Instituto de Investigación (VHIR) de Barcelona dio con cinco biomarcadores presentes en la sangre que permiten conocer el riesgo exacto de contraer el cáncer de mama: miR-125b, miR-29c, miR-16, miR-1260 y miR-451.

De entre todos ellos, se halló que el más sospechoso era miR-16. Este controla la proteína CD44, la cual que está directamente relacionada con un tipo de cáncer de mama muy agresivo.

Con esto, los investigadores descubrieron que unos niveles de miR-16 demasiado bajos se traducían en una expresión de CD44 elevada, lo que sugería un riesgo alto de contraer este agresivo cáncer de mama. La conclusión, pues, es que esta técnica tan poco invasiva podría usarse de forma habitual como cribado molecular en pacientes con mayor índice de riesgo. 

Resolviendo la brecha étnica en el diagnóstico

El cáncer de mama puede afectar a todas las mujeres del mundo, independientemente de su etnia. Sin embargo, no hay una gran diversidad racial en los ensayos clínicos y, por lo tanto, las mujeres negras tienen menos probabilidades que las mujeres blancas de recibir un tratamiento del cáncer de mama que se ajuste a las pautas médicas. 

Ese fue el punto de partida de las dos investigaciones lideradas por Collen Masimirembwa, director científico del Instituto Africano de Ciencia y Tecnología Biomédica (AiBST), que demostraron que el aumento de la dosis de fármacos en las pacientes negras podría dar lugar a un mejor resultado del tratamiento. 

Así, los estudios no solo han dado pasos agigantados en la lucha por resolver la brecha étnica en el ámbito de la salud, sino también en mejorar la tasa de supervivencia de las mujeres negras, las cuales tienen un 28% más de probabilidades de morir por esta enfermedad, según datos publicados en la revista JAMA Network, debido a que el tratamiento que reciben no está formulado para tener en cuenta su composición genética.

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