Ya lo decía el informático Alan Kay, “la mejor forma de predecir tu futuro es construirlo”, y es que, los jóvenes de hoy, conscientes de que nadie lo hará por nosotros, tenemos que tomar las riendas para lograr un futuro menos desigual y más verde. Somos el relevo generacional de quienes no han sido capaces de luchar contra el calentamiento global.

Mientras solo se escuchan palabras reconfortantes por parte de nuestros gobernantes, palabras vacías que solo tranquilizan a quien quiere ser tranquilizado, 100.000 animales marinos mueren por culpa del plástico cada año, los sistemas de producción, envasado y distribución de alimentos generan un tercio de las emisiones de gases de efecto invernadero mundial y cerca de 500 millones de personas viven en zonas en proceso de desertificación.

¿Acaso podemos mirar hacia otro lado mientras nuestro planeta pide auxilio?

No es posible, somos luchadores natos, buscamos reparar lo que otros no son capaces ni de ver dañado, solo así se puede explicar que 5 países fueran denunciados por 16 jóvenes de distintos lugares del mundo ante UNICEF por no hacer nada para parar el cambio climático o que, según publicó la ONU en su página web en agosto de 2020, “la juventud impulsa la acción mundial sobre el clima”, porque son nuestras acciones las que cambian el curso de la vida política y social, somos nosotros, que vivimos en una era digital en la que todo está conectado, los que tenemos la posibilidad, a golpe de click, de cambiar el rumbo de nuestro mundo. Por ejemplo, como explica el investigador de la Universidad de Columbia Peter Marsters, en las elecciones estadounidenses de 2016 y en las de 2018, “el cambio climático no estaba entre los 10 temas más discutidos como la salud, las armas, la economía o el trabajo”, pero gracias a la actitud de los jóvenes y sus constantes reclamos, “sin duda alguna, ahora, uno de los cinco temas más importantes en las primarias demócratas es el cambio climático”.

Según la RAE, el futuro es lo “que está por venir y ha de suceder con el tiempo”, pero ¿qué es lo que está por venir? Pues nos toca arrimar el hombro y buscar soluciones a los problemas presentes y futuros, porque ¿en serio queremos vivir en un mundo en el que si no hacemos nada podría llegar a aumentar 1,5°C la temperatura global en una década o donde la previsión que hace la ONU es que para el 2100 habrá aumentado un 50% el riesgo de incendio forestal? Yo creo que no, creo que, para que este proyecto común llamado «mundo» funcione, nosotros tenemos que unirnos a propuestas como las que llevan a cabo Plant for the Planet y similares, enfocados a ayudar al planeta, pero también a concienciarnos, porque solo a través de la concienciación podremos lograr la implementación de pequeñas acciones como utilizar bolsas de tela en vez de las de plástico, algo con un impacto menor, pero, ¿acaso no dicen que granito a granito se acaba teniendo una montaña?

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