“La inflación es, siempre y en todo lugar, un fenómeno monetario”. Milton Friedman acuñó esa frase en su libro A Monetary History of the United States, 1867-1960 (Una historia monetaria de los Estados Unidos), escrito en 1963. Friedman sostiene allí que la inflación solo puede ser producida por un incremento más rápido de la oferta que de la demanda monetarias. Javier Milei suele repetirla casi como un rezo cuando quiere rebatir ideas alternativas.

Nunca lo admitirán ni él ni su equipo, pero en los hechos parecen haber aprendido a hacer política. Aquella sentencia puede ser cierta, pero en la Argentina necesita algunos “refuerzos”. El ministro Luis Caputo lo aprendió rápido cuando convocó a los supermercados y a sus proveedores para que “revisaran” los aumentos de precios. La “sugerencia” de entonces se transformó en orden en el caso de las prepagas, empresas a las que el propio DNU del Gobierno había habilitado a liberar sus precios. Más allá de la denuncia de cartelización, es como si les hubiera dicho: “Está bien, pero no tanto”.

Ahora lo replicó con las tarifas de servicios públicos, al postergar los aumentos previstos para mayo. Se ve que el recorte de los subsidios puede esperar, en pos de llegar cuanto antes a la inflación de un dígito.

 

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