En el siglo XVII, la mayoría de astrónomos se preguntaba si alguna vez nuestro sistema solar iba a desaparecer. Mucho tiempo después, ya a finales del siglo XX, concretamente en el año 1999, los científicos se aventuraron a sugerir que muy posiblemente ese catastrófico acontecimiento tendría lugar dentro de un trillón de años. Sin embargo, estudios más recientes han desvelado que el Sol y el sistema solar podrían desaparecer mucho antes, dentro de unos 5.000 millones de años.

Pero ¿y qué pasará con la Tierra? Para quienes estén preocupados por el destino de nuestro planeta, científicos de la Universidad de Sofía (Bulgaria) han lanzado un mensaje tranquilizador: afirman que es muy improbable que la Tierra sea lanzada al espacio profundo como consecuencia del comportamiento caótico del sistema solar en los próximos 100.000 años.

La estabilidad del sistema solar

En esta línea, los investigadores Angel Zhivkov e Ivaylo Tounchev del Departamento de Matemáticas e Informática de la Universidad de Sofía, han desarrollado un modelo matemático (publicado en arXiv, un archivo en línea para las prepublicaciones de artículos científicos) que garantiza la estabilidad de nuestro sistema solar, y que afirma que la Tierra y el resto de planetas, incluido el planeta enano Plutón, no serán expulsados de sus órbitas y no se convertirán en planetas «errantes». De todo modos, aunque lo habitual es que los planetas en movimiento se mantengan en sus órbitas, los científicos creen que existe la posibilidad de que los sistemas planetarios puedan reorganizarse e incluso que se produzcan migraciones planetarias, como la que habría ocurrido en el caso de los planetas exteriores del Sistema solar (los situados más allá del cinturón de asteroides) en el momento de su creación.

Los científicos creen que existe la posibilidad de que los sistemas planetarios puedan reorganizarse e incluso que se produzcan migraciones planetarias.

Pero ¿qué es una migración planetaria? Es un acontecimiento que sucede cuando un planeta en órbita alrededor de una estrella interactúa con un disco de gas o planetesimal (un objeto formado por polvo, roca y otros materiales del espacio) que acaba afectando a sus órbitas. Así, según el denominado modelo de Niza, un escenario teórico que analiza a partir de un modelo informático los procesos que pudieron llevar a la formación y evolución del sistema solar tal como lo conocemos actualmente, la explicación más ampliamente aceptada es que los planetas exteriores (Júpiter, Saturno, Urano y Neptuno) migraron de sus órbitas generando un verdadero caos en los mundos rocosos interiores (Mercurio, Venus, Tierra y Marte), posiblemente desplazando o incluso «tragando» protoplanetas (planetas sumamente pequeños) durante el proceso.

De hecho, el tema de la estabilidad del sistema solar es una cuestión que ha sido objeto de numerosas investigaciones. Los planetas que lo componen han permanecido estables desde que son observados por los astrónomos, pero estos saben que los efectos gravitacionales de unos sobre otros, por débiles e insignificantes que sean, pueden alterar de manera imprevisible su comportamiento a largo plazo. Así, aunque el sistema solar es estable en períodos que superan con creces a los de una vida humana, la investigación llevada a cabo por los especialistas búlgaros concluye que, en efecto, podemos estar tranquilos: la Tierra y el resto de los planetas no serán despedidos al espacio profundo en breve. Al mismo tiempo, los cálculos realizados en el nuevo estudio han permitido determinar que el sistema solar podría ser estable durante por lo menos un millón de años. Asimismo, los autores del estudio concluyen que si se incorporasen tecnologías aún en desarrollo se podría incluso llegar a afirmar que la estabilidad del sistema solar posiblemente no se verá alterada durante los próximos cinco mil millones de años.

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