El deseo sexual, explica, se refiere a “buscar un amplio abanico de compañeros; el amor romántico te permite concentrar tu energía en una sola persona y el apego te da la posibilidad de quedarte con esa persona”.

Lanzamiento: BBVA y LA NACION presentan Aprendemos Juntos 2030

En una charla del ciclo Aprendemos Juntos 2030, la plataforma de contenidos inspiradores del BBVA, la especialista desentraña varios de los aspectos que giran en torno del amor, un tema que genera gran curiosidad. Por un lado cuenta cómo se da el proceso de enamoramiento, también revela lo que ocurre en el cerebro frente al amor a primera vista y explica por qué se dice que el amor es ciego.

“Lo primero que pasa cuando nos enamoramos es que todo cobra un significado especial. De hecho todo en esa persona se ve distinto: su coche es diferente al de los demás cuando está en un estacionamiento, la calle en la que vive y la música que escucha también nos resultan únicas. De repente todo sobre esa persona se vuelve especial”, cuenta Fisher.

Aunque a medida que pasa el tiempo y se va conociendo al otro, se empieza a “ver qué es lo que no te gusta pero lo dejás pasar y te centrás solo en lo que te atrae”, añade la experta.

Por esto, comenta que el amor a primera vista es muy fácil de explicar y sentir. A lo largo de su vida y junto a sus compañeros de trabajo, han analizado a un centenar de personas a quienes sometieron a escáneres cerebrales y resonancias magnéticas. “A través de este procedimiento descubrimos que existe una ruta muy primitiva que atraviesa el cerebro y que tiene que ver con el amor romántico. Esta región de la mente donde se genera la dopamina está al lado de la región que produce la sensación de sed y de hambre”, explica Fisher.

Al respecto realiza una comparación: “La sed y el hambre te mantienen vivo, el amor romántico te impulsa a formar una relación y colocar tu ADN en el mañana. Lo denominamos un mecanismo de supervivencia y se puede activar de forma instantánea al igual que el miedo se activa de repente”.

El mapa inconsciente

Fisher considera que a medida que las personas crecen, generan lo que denomina “mapa inconsciente del amor”, que tiene que ver con “una lista de cosas que buscamos en una pareja”. Cuando llega el momento indicado, “aparece alguien en el supermercado, en un concierto, en un museo o restaurante que encaja en tu mapa del amor: se te acerca, sonríe y seduce un poco. De forma automática se te activa el circuito del amor romántico y te podés enamorar de manera inmediata”, relata.

Por otro lado, para la neurobióloga, a diferencia del amor romántico que se activa de forma instantánea, el apego se genera con el tiempo. “Estamos hechos para enamorarnos. Lo interesante es que los circuitos cerebrales del apego demoran más en asentarse. Podés enamorarte locamente de alguien sin sentir apego profundo”, sostiene y explica que para llegar a esta instancia, se necesita conocer mucho a alguien.

Y los datos la avalan. Los resultados de la investigación de Fisher dieron cuenta de que “con la gente que se acababa de enamorar, resultaba más fácil ver los circuitos cerebrales del amor romántico activados”. Sin embargo, “la región cerebral relacionada con la sensación de apego, de cariño, no se activaba en absoluto hasta al menos 17 meses después, que es cuando conocés más a fondo a la otra persona y entre los dos se transmiten seguridad, confianza, respeto, se hacen reír y hacen planes juntos”, cuenta. Recién en esta etapa del amor, empieza a aparecer la conexión cósmica y “crece el vínculo de apego”, sostiene Fisher.

Acerca del dicho popular que dice que el amor es ciego, la especialista comenta que muchas veces cuando se conoce a alguien que nos gusta, se desactiva de manera automática la región del cerebro relacionada con la toma de decisiones y la planificación, para obviar todo tipo de cosas sobre esa persona.

“Esos centro cerebrales se desactivan y no dicen: ‘Esperá, esta persona está casada’ o ‘un momento, vive en otro país’”, comenta Fisher.

Esta es una de las razones “por las que le digo a le gente que si se están enamorando locamente de alguien que lo conozcan bien y esperen un par de años antes de asentarse, así tienen tiempo de conocer realmente al otro, de permitir que crezca el vínculo, incluso de ver los posibles problemas de la relación”, finaliza la neurobióloga.

Al respecto contó que antes de someter a los participantes a los escáneres cerebrales, se asegura de que estén enamorados, entonces les hace preguntas acerca de qué es lo que no les gusta del otro y “si bien lo responden, suelen pasarlo por alto”, finaliza Fisher.

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Podés disfrutar de la charla completa que compartió la neurobióloga en “Aprendemos Juntos 2030″, la plataforma del BBVA con contenidos útiles e inspiradores para mejorar la vida de millones de personas de todo el mundo que, desde mayo, se emiten en forma exclusiva por LA NACION.

 

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