Cada año, el Instituto Internacional de Investigación para la Paz de Estocolmo (SIPRI) realiza un estudio que revela el gasto que cada país destina a su capacidad militar, la cual engloba desde los salarios del personal militar, hasta la adquisición de armamento y tecnología bélica. 

Así, mientras que el informe lleva nueve años detectando un aumento en el gasto militar a nivel global, la publicación más reciente ha desvelado que en 2023 se batió un récord histórico, con 2.443.000 millones de dólares, lo que representa un aumento del 6,8% con respecto a 2022. Además, por primera vez en 15 años el aumento se ha registrado en las cinco regiones estudiadas por el SIPRI, a saber: Europa, América, Oceanía, Asia y Medio Oriente.

Si bien a la cabeza del ranking en gasto bélico se encuentran, de manera recurrente, Estados Unidos, China y Rusia, también destaca el aumento de este indicador en República Democrática del Congo, Sudán del Sur, y en algunos países de Centroamérica y el Caribe, en principio lejanos a grandes conflictos como el de Ucrania y Rusia, iniciado en febrero de 2022, o el de la Franja de Gaza, que estalló en octubre de 2023. Su tendencia ascendente, sin embargo, responde a una situación de violencia y tensión interna que vale la pena observar de cerca. 

¿Por qué el aumento en gasto militar ha batido un récord histórico?

La simultaneidad de las dos guerras anteriormente mencionadas -en las que, de forma indirecta, un gran número de países están implicados– daría explicación al aumento global de gasto militar. Uno de los puntos destacados del informe, de hecho, trata sobre la reducción de la brecha de gasto entre Rusia y Ucrania: si tenemos en cuenta las cifras de 2023 con respecto a las del año anterior, el país liderado por Vladimir Putin aumentó su gasto militar en un 24%. 

Pero Ucrania no se quedó atrás: debido a la ayuda militar recibida por parte de otros países -incluido Estados Unidos-, estimada en 35.000 millones de dólares, el país aumentó su gasto en un 59% con respecto a 2022. Este incremento, además, le hace posicionarse en el informe como el octavo país con más gasto militar de 2023.

En cuanto al conflicto que tiene lugar en la Franja de Gaza, la región del Medio Oriente ha presentado el incremento más significativo de su última década: Arabia Saudita es el quinto país de la lista, con un gasto militar total de 75.800 millones de dólares. Y en esa línea, la tasa de crecimiento de este indicador en Israel fue del 24%, representando así el segundo país con mayor gasto militar de la región. 

A su vez, aunque de manera tal vez más sutil, un incremento en este indicador también puede ser consecuencia de crisis de seguridad internas, como en el caso de Centroamérica y el Caribe, donde algunos países han llevado a cabo acciones militares para frenar el crimen organizado que opera dentro de sus fronteras. «Los gobiernos son incapaces de abordar el problema utilizando medios convencionales o prefieren respuestas inmediatas, a menudo más violentas», apunta Diego Lopes da Silva, uno de los autores del estudio.

¿qué países dedican más recursos a la guerra?

Desde el primer informe del SIPRI, publicado en 1988, Estados Unidos ha encabezado la lista de los países con mayor gasto militar. Así, en el informe de 2023 esto no ha cambiado y, junto a China y Rusia -que ostentan el segundo y tercer puesto, respectivamente-, el gasto total de estas tres potencias representa un 61% del total. 

El gigante norteamericano lidera este ranking también a nivel interno de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN). Sin embargo, el documento destaca que 11 de los 31 miembros de la organización cumplieron el objetivo del 2% del PIB destinado al gasto militar, lo que se ha traducido a su vez en un 24% de aumento en el gasto de Europa, región donde se encuentran la mayoría de sus miembros. «Para los Estados europeos de la OTAN, los últimos dos años de guerra en Ucrania han cambiado fundamentalmente las perspectivas de seguridad», explica Lorenzo Scarazzato, investigador del Programa de Gasto Militar y Producción de Armas del SIPRI.

Así pues, las tendencias regionales de 2023 han resultado de la siguiente manera:

Las Américas representan un 41% del gasto militar global.Asia y Oceanía representan un 24% del gasto militar global.Europa representa un 24% del gasto militar global.Medio Oriente representa un 8,2% del gasto militar global.Africa representa un 2,1% del gasto militar global.

Además, de manera más concreta, este ha sido el gasto de los países que encabezan el ranking:

EstadosUnidos: 916.000 millones de dólares (unos 860.000 millones de euros)China: 296.000 millones de dólares (unos 277.000 millones de euros)Rusia: 109.000 millones de dólares (unos 102.000 millones de euros)India: 83.600 millones de dólares (unos 78.300 millones de euros)ArabiaSaudita: 75.800 millones de dólares (unos 71.000 millones de euros)ReinoUnido: 74.900 millones de dólares (unos 70.100 millones de euros)Alemania: 66.800 millones de dólares (unos 62.500 millones de euros)

Con respecto a España, el informe muestra que ha aumentado su gasto en un 9,8%, lo que lo sitúa en el puesto número 17 del ranking, con 23.700 millones de dólares.

¿Qué implica a nivel global el aumento del gasto militar?

El aumento del gasto militar a nivel mundial es un claro indicador de la tensión geopolítica que se experimenta en el contexto global, en el que ya no solo las principales potencias sino también otros estados menos elevados en el ranking de gasto están priorizando la preparación de sus fuerzas armadas para hacer frente a posibles conflictos. «El aumento sin precedentes del gasto militar es una respuesta directa al deterioro global de la paz y la seguridad«, indica Nan Tian, ​​investigador principal del Programa de Gasto Militar y Producción de Armas del SIPRI. 

Tal y como detallan los expertos de la institución, el panorama de seguridad global es inestable, y el aumento en el gasto militar podría desencadenar una «espiral de acción y reacción»; es decir, una situación en la que un país incrementa su gasto y, en consecuencia, es percibido como una amenaza por parte de otros estados, lo que les lleva también a aumentar su gasto. Y así sucesivamente, hasta llevar la tensión al límite. 

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