Hasta hace poco los canteros de la vereda eran sectores descuidado por ser pequeños y por estar expuestos a mascotas y descuidos. Sin embargo, el interés se reactivó. María Laura Vidal Bazterrica, paisajista especialista en diseño y miembro de Jardineras en Acción nos anima: “La vereda es un sector de nuestra propiedad que, sin darnos cuenta, disfrutamos cada vez que entramos y salimos de casa. Además, puede ser protagonista de un diseño interesante, a la vez que productivo”. La especialista cuenta que muchos de sus clientes ya no se conforman con el césped verde -que además puede competir con los árboles urbanos, por sus raíces-, sino que buscan alternativas para animar este sector que, además, es parte de la fachada de su hogar.

La especialista nos aporta su propuesta: “Diseñar un cantero de muy bajo mantenimiento, con un diseño con especies que se adapten al espacio, sol o sombra y calidad de suelo. Utilizar especies fáciles y poco costosas de reponer, como herbáceas o arbustos. Lo ideal será emplear las mismas plantas que tengamos en nuestro jardín, para ir reponiendo, al menos al principio”.

Utilizar plantas del jardín propio o el vecino, hace que sea menos costoso o doloroso si alguien pasa y se lleva algún ramo, o simplemente si es maltratado por alguna mascota. “El 80% de las personas que transitan mi vereda lo hacen todos los días, así que al final se acostumbrarán al cantero y lo esquivarán”, opina nuestra experta consultada.

Sentido de oportunidad

“Aprovechar este cantero para plantar vegetales, entre las herbáceas: cebolla de verdeo, romero, puerro es una opción. O también agapantos, liriopes, tulbalgias, salvias, verbenas, lavandas, iris germánicas, Streptosolen jamesonii, asclepsias, boj y Pittosporum ‘Nana’”, aporta Bazterrica.

Otras especies que sugiere son: “Bulbos, crocosmias y narcisos, al igual que florales anuales, de semilla. También las plantas de follaje gris, que requieren bajo mantenimiento y por tanto son ideales para la vereda: santolinas, peroskias, agaves, gramíneas y suculentas.” Con todas estas ideas, ahora no queda opción que poner manos en la tierra. Seguro será contagioso y terminará tiñendo de vida a toda la cuadra.

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