Puede ser el verano en el que Bernardo Silva, finalmente, se vista la camiseta del Barça. Y podrá ser porque el Manchester City quiere. Si los blaugrana fueran a por Rodri o Foden, por poner un ejemplo, no podría ser. Pep Guardiola y el club inglés, ahora sí, ya dan al futbolista por amortizado y le abrirán la puerta al considerar que le han exprimido sus mejores años de fútbol. Lo venderán como un favor hacia un futbolista que le ha dado mucho al club, pero la realidad es que han hecho todo para que alguien pique el anzuelo: le abren públicamente las puertas y rebajan su cláusula de rescisión hasta los 58 millones de euros…cuando va a cumplir 30 años. Y seguro que van a encontrar comprador en el mercado, con el Barça como principal cliente de los últimos años. Ya firmaron a Ferrán Torres por un pastizal y se quedaron a Gundogan con la carta de libertad porque el City no estaba dispuesto a asumir un contrato tan alto por el alemán. 

Bernardo Silva es un futbolista incuestionable. Muy bueno. De los mejores del mundo en su posición, pero la operación implica riesgos que en el Barça crean dudas internas en algunos dirigentes. El portugués está jugando en el espacio que ahora domina Lamine Yamal sobre el terreno de juego y parece que en el club blaugrana podría variar su rol para ser interior. Y si eso es así su fichaje implicaría alguna salida importante.

Porque sobrarían cracks en la sala de máquinas y, como sucedió hace dos veranos, Frenkie de Jong estaría en entredicho a pesar del apoyo de Xavi y de que el holandés no quiere salir. Y la segunda duda pasa por el precio final de la operación: pagar casi 60 millones de euros por un jugador que cumplirá 30 años y asumir un contrato altísimo y mínimo de tres temporadas conlleva su riesgo.

En el Barça, los que mandan deportivamente, están convencidos de su incorporación. Creen que el equipo daría un salto de calidad con una estrella de rendimiento inmediato y tienen claro que su agente, Jorge Mendes, hará todo lo posible para que este negocio pueda llevarse a cabo. Sea como sea, el Barça solo podrá afrontar su llegada con alguna venta, pero habrá que asumir alguna salida dolorosa de un futbolista joven para traer a un futbolista en los últimos años de su carrera profesional.

Haría bien el Barça de valorar en su justa medida el precio que va a costar todo esto. Porque si el jugador presiona y el City abre tanto la puerta, quizás la cuenta final no debería subir tanto. Bernardo Silva sería un fichaje ilusionante, pero tampoco se puede hipotecarlo todo por solo un futbolista por muy bueno que sea. El Barça está trabajando en ello, pero debería hacerse fuerte para que esto no acabe siendo otra jugada magistral de Pep Guardiola y Txiki Begiristain en el mercado. Tiene la pinta.

 

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