El 7 de abril de 2002 debutaba en el baloncesto profesional uno de los mejores baloncestistas españoles de la historia. Tras descartar el fútbol sala pese a que también destacaba, Rudy Fernández disputó sus primeros 82 segundos en la Liga Endesa con el Joventut precisamente en la pista del Real Madrid.

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Desde entonces, 22 años marcados por una profesionalidad a prueba de bombas y por un enorme compañerismo en la pista que le llevan a lanzarse todavía al suelo como un cadete pese a que este jueves cumple 39 años. El balear es de esos pocos jugadores capaces de brillar en ataque y en defensa. Y lo hará hasta el último día tras anunciar este jueves que se retirará a finales de temporada.

Además, rayó a muy buen nivel en sus cuatro temporadas en la NBA entre 2006 y 2010 (tres en Portland y una en Denver), promediando más de 10 puntos por partido en la primera de ellas en Oregón con Sergio Rodríguez también en el equipo. En 2010 volvió a España para hacer historia con el Real Madrid.

Su palmarés es sencillamente extraordinario a nivel de clubes y con la selección, donde es pieza clave y con la que sueña con despedirse en París… si es que se logra la clasificación: tres Euroligas, seis Ligas, siete Copas del Rey, nueve Supercopas de España, una Copa ULEB, una FIBA EuroChallenge y una Intercontinental, trufadas todas ellas con MVP parciales y en los quintetos ideales.

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Rudy, un habitual de las protestas
EFE
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Con España ganó dos Mundiales (2006 y 2019), cuatro Eurobaskets (2009, 2011, 2015 y 2022). Además, tiene tres medallas olímpicas: las platas de Pekín 2008 y 2012 junto al bronce de Río 2016 en un torneo en el que los veteranos y Scariolo fueron clave tras debutar con derrotas ante Croacia y Brasil.

Sin embargo, esa profesionalidad y esa intensidad ejemplar se ha visto siempre empañada por ciertas actitudes impropias que le hacen ser silbado en gran parte de las pistas. Es cierto que ese tipo de jugadores, como el mítico búlgaro Hristo Stoichkov en el Barça de Cruyff, levantan amores y odios.

Reacciones vehementes contra los colegiados, ‘floopings’ en ocasiones merecedores de un Oscar o al menos de un Goya, gestos innecesarios a la afición rival o algún que otro ‘show’ tras recibir la quinta falta o una descalificante han empañado su leyenda. Así es Rudy Fernández. O lo tomas o lo dejas.

 

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