Las decisiones de compra de insumos para la siembra de granos finos vienen muy demoradas. Las causas de ese comportamiento están asociadas “a la tendencia a la reducción de precios con el avance del almanaque; al hecho de que no se avizora una devaluación inminente del peso, y al atraso de la cosecha de granos gruesos, que repercute en los barbechos y en el plan de siembras de la fina”, advierte Sebastián Calvo, presidente de Surcos.

“Los productores esperan hasta último momento para equiparse y las agronomías tampoco se posicionan con anticipación ante los números muy ajustados para el trigo, compran solo para el inicio de campaña”, agrega.

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Consultado sobre el efecto del anuncio de baja de aranceles de la urea y de algunas herbicidas, Calvo dice que “posiblemente el efecto se vea más adelante”. Los insumos ya venían bajando de precio desde febrero/marzo y la cadena de aprovisionamiento trabaja con 70/90 días, por lo tanto, el impacto de la reducción de aranceles se podrá notar con los insumos para la siembra de maíz y de soja. “Y no hay que olvidar que la reducción de derechos solo tiene efecto sobre los productos formulados, no sobre las materias primas”, alerta.

Mayor oferta de herbicidas

Enrique Bayá Casal, de la agronomía homónima, coincide en que las ventas de insumos para la fina “recién cobraron fuerza a fines de la semana pasada, con lluvias abundantes en las zonas trigueras y con el repunte del precio del cereal”.

La bolsa de semilla se vende a 18 dólares versus los 26 dólares del ciclo anterior; la urea se cotiza a 550 dólares por tonelada y estaría tocando un piso si no estuviera el Impuesto País del 17,5%. El fertilizante fosforado se ofrece a 880 dólares por tonelada, con pocas posibilidades de cambios en el corto plazo.

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“La oferta de herbicidas aumentó significativamente por la liberación de importaciones y por la posibilidad de pago a 30 días. Esto generó gran competencia entre los oferentes con beneficios para los productores”, observa Bayá Casal.

El glifosato muestra una tendencia bajista y hoy se consigue a 5 dólares por litro, lo mismo que el 2,4 D, que vale 6,60 dólares por litro versus los 8 dólares del año pasado.

Las formas de financiamiento son variadas según Bayá Casal. El pago puede ser con cheque pesificado con una tasa del 3-4% mensual o con tarjetas agropecuarias al 50% anual en pesos o al 3-4% anual en dólares.

 

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