Conrado Tenaglia afirma que nació dos veces en la Argentina, y la frase es de profunda literalidad. En agosto de 2019, durante unas vacaciones en Bariloche, el abogado argentino que acaba de ser elegido como el profesional internacional del año por la revista especializada Latinlawyer sufrió un terrible accidente mientras esquiaba que lo dejó al borde de la muerte cerebral durante cuatro meses. No recuerda nada del episodio, pero recalca que el talento de los médicos que lo trataron –encabezados por el doctor Ignacio Previgliano, neurólogo y exdirector del Hospital Fernández- logró el verdadero milagro de devolverle su vida tal como era, sin ninguna secuela del traumático episodio.

“Nací dos veces en la Argentina”, dice Tenaglia sobre esa experiencia reciente que representó una bisagra en su vida. Luego del accidente y la breve internación en Bariloche, fue trasladado en un avión sanitario a Buenos Aires, al Mater Dei, donde en cuatro meses salió del estado de coma e inició una lenta pero constante rehabilitación que rebatió los peores pronósticos y sorprendió al cuerpo médico.

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“No recuerdo nada”, comenta sobre esa etapa. “Tuve que empezar a hacer todo de vuelta. Cuando empiezo a hablar de nuevo empecé a hablar en italiano, que es un idioma que aprendí de grande. Pero todo vuelve”, cuenta. El conocimiento ligado a su trabajo retornó antes que otras cosas, añade. En enero de 2020, ya estaba en su oficina de Nueva York. La pandemia que arrancó tres meses después le permitió completar su recuperación en su casa.

“Un día le pregunté al doctor Previgliano: ¿Qué me hubiera pasado en otro lugar del mundo? Estarías muerto, me respondió. Me salvó la Argentina. Nací dos veces ahí”, remarca con gratitud hacia todos los que intervinieron en su caso. Su mujer, la periodista de LA NACION Juana Libedinsky, está por publicar un libro con toda la historia, llamado “Cuesta abajo”.

Tenaglia fue noticia en las últimas semanas porque la publicación Latinlawyer –uno de los medios de referencia en el ambiente legal de negocios- lo eligió “Abogado Internacional del Año”. Graduado en la Universidad de Buenos Aires (UBA), trabajó en sus inicios en el estudio Negri, Teijeiro & Incera de la city porteña hasta que a mediados de los años 90 se fue a Estados Unidos a hacer una maestría en Derecho en Harvard. Al finalizar su especialización, entró a la oficina de Nueva York del centenario estudio inglés Linklaters, una de las grandes firmas globales de abogados con presencia directa en las principales ciudades del mundo. Desarrolló toda su carrera en el exterior dentro de Linklaters, en tres grandes etapas, según cuenta: trabajó en las oficinas de Londres, Madrid (donde contribuyó a la expansión) y Nueva York, donde reside hoy. Desde 2001 es socio de la firma.

Especializado desde el primer día en los mercados financieros, Tenaglia gestó su trayectoria asesorando a bancos, empresas y fondos de inversión en emisiones de bonos y reestructuraciones de deuda, entre otros asuntos ligados al mercado de capitales. El reconocimiento de Latinlawyer le llegó por su intervención en el bono de deuda “sostenible” de Chile por US$2000 millones, considerado el primero de su estilo en el mundo.

En esa emisión reciente de deuda, el país vecino se comprometió a pagar un diferencial de tasa si para 2030 no cumple con determinadas metas de sustentabilidad, a lo que sumó una innovación: la paridad de género. “El Estado de Chile estableció que si menos del 40% de los directores de las compañías que cotizan en bolsa no son mujeres en 2030, se compromete a pagar más interés por el bono”, explica Tenaglia. “Desde el ángulo legal, ayudamos al cambio”, agrega.

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Alejarse del camino

Desempeñando el rol de asesor de inversores, el abogado observó todos los vaivenes por los que atravesó la Argentina en los últimos 30 años. Dice que estando afuera –y recordando su paso por la docencia en la UBA, en la materia Derecho Constitucional- terminó de tomar conciencia de cuándo el país comenzó a apartarse del camino del desarrollo en materia legal. Al respecto, menciona un fallo de la Corte Suprema de Justicia de 1922 que avaló una ley de emergencia del Congreso que retrotrajo los precios de los alquileres a los valores de un año atrás. La médica Julieta Lanteri, quien tenía departamentos heredados para alquilar y vivía de rentas, había llegado hasta el máximo tribunal con su reclamo sobre la interferencia en su derecho de propiedad y a fijar el precio libremente. Pero la ley fue declarada constitucional por la Corte por cuatro votos a uno pese a que contradecía posturas anteriores del tribunal, según observó el juez (Antonio Bermejo) que votó en disidencia. “Ahí perdimos el rastro”, dice Tenaglia: “Me di cuenta de eso viviendo acá en Estados Unidos”.

Igual, se queda con las características perdurables más allá de las alzas y bajas pronunciadas y los cambios de orientaciones de las últimas décadas. “La Argentina sigue siendo un lugar relevante como creador de ideas. Hay empresas que consideran al país como un campo de pruebas para la región y siempre van a estar, independientemente de quién gobierne”, afirma.

La idea deriva del seguimiento que Tenaglia viene haciendo de las multilatinas, las empresas nacidas en la región que crecieron hasta alcanzar una dimensión internacional. Varias de ellas –no puede revelar sus nombres- cuentan con el asesoramiento legal de Linklaters en áreas como retail, energía y servicios financieros.

“Cuando volví de Madrid a Nueva York empecé a seguir a las multilatinas, que son un invento argentino. En 1920, Bunge & Born se empezó a expandir, lo mismo que Alpargatas. El concepto continuó y hoy la mayor parte de ellas son brasileñas, chilenas y colombianas. Tienen un dueño con el que se puede hablar y entienden la región mucho más fácil que un anglosajón”, señala.

¿Cómo se ve desde la óptica de un inversor el clima local y regional hoy, entonces? “Siempre hay oportunidades. Nos parece que sigue valiendo la pena invertir y apostar por estas historias (en referencia a las multilatinas)”, responde.

El socio de Linklaters rescata como lo más importante de su trabajo a lo largo de estos años el hecho de “conectar culturas, la anglosajona y la latina”, además de “ayudar a las empresas de la región a financiarse más barato”. “Lo cultural es más importante que lo legal, incluso”, subraya. Hacer de nexo para que unos y otros (la empresa latina que busca financiamiento y el inversor sajón) entiendan qué necesita cada uno y puedan hablar un lenguaje común expresado en un contrato.

 

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