Con nueva novela y la reedición de un libro de entrevistas bajo el brazo, la escritora y maestra de escritores Liliana Heker (Buenos Aires, 1943) se prepara para dar el discurso inaugural de la Feria Internacional del Libro de Buenos Aires, este jueves al atardecer, en La Rural. Heker acaba de publicar su tercera novela, Noticias sobre el iceberg (Alfaguara, $ 19.999), y Diálogos sobre la vida y la muerte (Hugo Benjamín, $ 22.900), con entrevistas a Jorge Luis Borges, Ana María Shua, Abelardo Castillo, Marcelino Cereijido, María Lucila Pelento, Severino Croatto y Roberto Fontanarrosa, entre otros.

“Es un libro que me dio mucho y es el único libro mío del que puedo decir que es excepcional, porque los que hablan son otros”, dice sobre su volumen de conversaciones con escritores, psicoanalistas y científicos. Borges, recuerda, solo quiso asegurarse de que Heker no era una periodista de la revista Gente. “La edición es hermosa; le dije al editor que tenía que publicar a Bernardo Jobson, que es un escritor maravilloso”, agrega con entusiasmo.

A los dieciséis años, luego de hojear en la librería Galatea un ejemplar de la revista El Grillo de Papel, Heker escribió una carta a uno de los directores de la publicación, un joven Abelardo Castillo, que la invitó a conversar en la confitería Las Violetas. Allí empezaría un vínculo fecundo entre ambas “promesas” de las letras argentinas. En la década de 1960, además de publicar su primer libro de cuentos, Los que vieron la zarza, Heker fundó y dirigió con Castillo la revista literaria El Escarabajo de Oro y, a mediados de los años 1970, lanzaron juntos El Ornitorrinco.

Reconocida cuentista y coordinadora de talleres literarios (por los que pasaron Guillermo Martínez, Inés Garland, Samanta Schweblin, Romina Doval, Manuel Tacconi y Nora Rabinovich, entre muchos otros), es autora de tres novelas protagonizadas por mujeres: Zona de clivaje, El fin de la historia y la flamante Noticias sobre el iceberg, una atrevida experimentación con el punto de vista narrativo que tiene como personaje principal a Greta, una escritora de más de setenta años que ha dejado de escribir hace décadas y recibe en su casa, como recibe en estos días Heker sin descanso, a dos jóvenes entrevistadores.

Es la sexta escritora en dar el discurso de apertura del acontecimiento cultural más importante del país, la Feria del Libro. “Estoy loca -dice Heker a LA NACION, con una sonrisa-. Son días de muchas entrevistas por la salida de la novela, más toda la movida de la Feria. No dudé en aceptar la invitación; siempre he ido a la Feria del Libro. Es un acontecimiento muy significativo que, a diferencia de otras ferias internacionales, convoca a mucha gente. No pasa en otras. Acá a la gente le importa mucho la Feria”.

Ya tiene preparado el discurso de apertura. “Supongo que la palabra de los escritores tiene más resonancia en la Feria -admite Heker-. No lo puedo medir, pero hay que ilusionarse con la repercusión que pueda tener. Tengo terminado el discurso del jueves, ad referéndum de que haya alguna noticia que valga la pena incorporar. Con esto queda claro que va a tener mucha referencia a nuestra realidad actual y al ataque que está recibiendo la cultura en su amplio espectro, es ineludible por el peso que tiene ese ataque y por las características que tengo yo. Voy a aludir a eso y, como estoy en la Feria del Libro, voy a hablar sobre lo que significa la lectura. No es cualquier ámbito. Me sitúa lo que significa la Feria y el libro en este momento”.

La historia de Billiken: nostalgia de una revista que marcó la infancia de varias generaciones

En enero, dio una clase pública en Plaza Congreso, en protesta por las iniciativas impulsadas por el Gobierno en material cultural y educativa. “Un periodista uruguayo me preguntó si me habían elegido por el contexto, pero no fue así. Cuando en 2023 Alejandro Vaccaro me dijo que iban a proponerme, nada de esto estaba pasando”. La autora de Los bordes de lo real participó ayer de la multitudinaria marcha en defensa de la educación pública. “El ministro de Economía, Luis Caputo, la trató de ‘berrinche’, pero fue una convocatoria muy amplia porque para la sociedad la universidad es un bien que muchos sentimos que nos pertenece y del que estamos orgullosos. Yo estudié Física en la Facultad de Ciencias Exactas de la Universidad de Buenos Aires y sé de la excelencia y el nivel que tiene la universidad pública”.

Cursó Física hasta cuarto año. “Había empezado muy chica y, al mismo tiempo, cuando terminé el colegio secundario, había mandado una carta a El Grillo de Papel y me respondió uno de los directores, alguien absolutamente desconocido entonces, Abelardo Castillo, que todavía no era el enorme escritor que fue, aunque ya había publicado su primer cuento: ‘El marica’. Así que entré en la facultad totalmente tironeada por la literatura y por la revista”.

Para Heker, hay un intento del Gobierno por devaluar las voces de los intelectuales. “Creo que ha cambiado el peso que tenía la voz de los intelectuales en los años 1960 y 1970, era mucho mayor que en la actualidad -considera-. En los cafés de Buenos Aires discutíamos las afirmaciones de Jean-Paul Sartre en La náusea. Pero circunstancias como las que estamos viviendo hoy revalorizan la palabra de los intelectuales. Ante esa devaluación de la cultura que se quiere hacer desde los medios oficiales, los intelectuales nos sentimos obligados a revalorizarla. No hablo solo de escritores, sino también de artistas, politólogos, juristas, investigadores. En este momento esa palabra es importante”.

Noticias sobre el iceberg, su nueva novela

Su tercera novela tiene como protagonista a una escritora que ha dejado de escribir hace décadas; sin embargo, guarda algunas semejanzas con la autora. “Estoy contenta de haber podido terminarla -dice acerca de Noticias sobre el iceberg-. La empecé poco antes de la pandemia con una imagen que tenía de años atrás: una mujer de edad avanzada tratando de hacer la vertical y un muchacho que llama para hacerle una entrevista. Estaba buscando en mis diarios, encontré esa imagen y decidí que tenía que volver a Greta. Es una novela muy singular dentro de mi escritura porque en mis narraciones sé adonde voy; acá tenía la escena, me importaba ese personaje, pero no sabía qué iba a contar. Fui encontrando la novela mientras la iba escribiendo en una época muy compleja como fue la pandemia”.

En Noticias sobre el iceberg, Greta recibe la visita de Marcos y Albertina, una pareja de jóvenes entrevistadores que la fuerzan a interrogar su pasado, su vocación literaria, su “voluntad irrenunciable” de éxito e incluso su vida amorosa. “Con esta novela me solté más, sentí que estaba diciendo cosas que tenía ganas de decir -dice Heker-. Un personaje que me señalan mucho es el de la ‘enana jodida’, una especie de conciencia de Greta. Surgió en la escritura, se fue metiendo y me gustó. Y algo que me interesa mucho desde Zona de clivaje es presentar a una mujer ante su edad. Greta tiene 77 años y me importaba mucho qué le estaba pasando a ella a esa edad. No quería que la novela fuera una entrevista, me parecía muy aburrido eso, pero el recurso de la entrevista me permitió contar, por ejemplo, la historia de las novelas de Greta, vinculada con su propia historia”.

Greta y la “enana jodida” se preguntan qué significa “hacerse” escritor. “Se hace escribiendo -responde Heker-. Se suponía que nuestra ‘virtud’, la mía y la de mi hermana, eran las matemáticas, aunque éramos muy lectoras las dos. La escritura se me presentó cuando ya en el colegio tuve que escribir algo sobre una lámina, una lámina de lo más aburrida, e inventé una historia. Me encantó. Escribir empezó como disfrute y a los trece, catorce años, se volvió un desahogo, necesitaba expresar las cosas que me pasaban, pero no tenía ninguna pretensión de ser escritora. Para mí, escritores eran y siguen siendo los otros, aquellos a los que leo. Me siento escritora cuando estoy escribiendo: la escritura es un acto completamente vital, que requiere mucha energía”.

¿Fue o no fue “machirula” la generación literaria a la que pertenece Heker? “Sí, claro -responde, sin dudar-. Era una generación de varones. En 1973, la revista Crisis dedicó un espacio a la joven literatura argentina y publicó trece cuentos. Doce eran de varones y uno solo de una chica, que era yo. Detestaba de esa época la expresión ‘literatura femenina’; se hablaba de eso e invitaban a las mesas redondas a Silvina Bullrich, Beatriz Guido, Marta Lynch; después íbamos con Vlady Kociancich y Ana María Shua. Eso ha cambiado muchísimo. En mi generación, en las reuniones de El Grillo de Papel estaban los escritores, las novias de los escritores y yo”.

-¿Estás escribiendo una nueva novela o cuentos?

-Pará. Terminé esta novedad a principios de noviembre del año pasado. Estoy viviendo una época muy movida. Siempre la salida de un libro es muy movilizadora, y con el discurso de la Feria y la realidad que conmueve mucho en este momento se ha vuelto una vorágine.

-¿Sos optimista acerca del futuro en el país?

-Pese a que puedo ver crudamente la realidad, tengo una “zonita”, inevitable en mí, que es optimista. Algo que me alienta es que mucha gente muy lúcida de distintas especialidades está saliendo a hablar. Qué nos va a pasar lo ignoro. Hemos salido de la dictadura militar, así que espero que salgamos también de esta situación. Hay que estar lo que más entero posible.

Para agendar

Mañana, a las 18, la escritora dará el discurso inaugural de la 48° Feria Internacional del Libro de Buenos Aires, en La Rural.

Liliana Heker presentará su nuevo libro, Noticias sobre el iceberg, el domingo 28, a las 17.30, en la sala Bioy Casares, acompañada por la escritora Inés Garland.

 

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