Rodrygo es el eslabón débil del frente de ataque del Real Madrid. El espectacular estilo de Vinicius eclipsa su figura, que queda como parche para ocupar la derecha o el centro del ataque blanco. Se da por hecho que con la más que posible llegada de Mbappé Rodrygo será el sacrificado si Ancelotti mantiene el 4-4-2 con Bellingham en el vértice del rombo. El inglés sería el escudero del francés y de Vinicius en ataque.
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Ante el City Ancelotti sorprendió dejando a Rodrygo en la banda izquierda y desplazando a Vinicius al puesto que ocupa su compatriota de delantero centro. “Buscaba la buena racha que tiene Rodrygo, lo que hizo contra el Athletic”, confesaba el italiano al final del partido. Le salió bien, porque marcó el 2-1 y fue e jugador más activo del ataque ante los intentos frustrados de Vinicius y la escasa aportación de Bellingham.
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Rodrygo marcó su tercer gol consecutivo, tras los dos que le hizo al Athletic, dejando atrás su sequía y llegar a las 16 dianas esta temporada. Y lo hizo partiendo desde el perfil izquierdo, la posición en la que lucen más sus cualidades, pero en la que no juega por la presencia de su compatriota. Es difícil rebatir a Vinicius, un alterador permanente de los partidos por esa banda, pero Rodrygo deja claro que sin tanto ruido hace tanto daño como su compañero.
La peor decisión de Ancelotti fue sentar a Rodrygo a los 72 minutos del partido. Es la dinámica habitual del italiano, que en los 37 partidos que puso al brasileño de titular solo 10 los jugó completos. Para el italiano tiene más valor lo que aporta el brasileño sin balón, sacrificándose para el equipo, que apostando por dar salida a su creatividad por la izquierda.
El brasileño estaba siendo la mejor amenaza de los blancos en un segundo tiempo en la que Vinicius y Bellingham estaban desaparecidos. Su despliegue físico en la implicación defensiva pudo ser una de las razones por las que el italiano decidiera darle descanso.
