Los meteoritos albergan información esencial sobre los orígenes y la evolución de nuestro sistema solar. El análisis de estos cuerpos extraterrestres es de elevado valor para la comunidad científica, que todavía mantiene muchas incógnitas sin resolver acerca de cómo y de qué están formados los planetas, satélites y asteroides que, a mayor o menor distancia, bailan alrededor de la Tierra.

En este sentido, se sabe que más de la mitad de meteoritos que caen sobre nuestro planeta lo hacen en el continente blanco, la Antártida. Actualmente, de hecho, en esta ubicación se localizan aproximadamente 1.000 ejemplares al año, si bien los trabajos de búsqueda son complejos debido a la naturaleza remota del lugar y a las condiciones meteorológicas extremas.

A estos obstáculos se les suma ahora una nueva capa de dificultad: a causa del aumento de temperaturas, se estima que muchos de estos meteoritos quedarán hundidos bajo el hielo, un factor que los hará todavía más inaccesibles. Así lo ha revelado un estudio publicado en la revista Nature Climate Change, que cifra en alrededor de 5.000 los ejemplares que se perderían por año.

¿Por qué los meteoritos se hundirán bajo el hielo?

La investigación ha sido realizada por científicos glaciólogos de la Universidad Libre de Bruselas, quienes llevan años estudiando los meteoritos antárticos. Ya en 2022, el equipo logró diseñar, a partir de un modelo de aprendizaje automático -basado en observaciones satelitales de la NASA, la Agencia Espacial Canadiense y el Servicio Geológico de EE. UU.-, un mapa de posibles puntos calientes en toda la superficie de la Antártida, de 14 millones de kilómetros cuadrados. 

Una vez finalizado este hito dentro del ambicioso proyecto, los investigadores efectuaron simulaciones de calentamiento en los mapas y detectaron que los meteoritos desaparecen bajo el hielo conforme aumentan las temperaturas. Además, estimaron que, independientemente del escenario de emisiones, aproximadamente el 24% se perderá para 2050, aumentando potencialmente al 76% para 2100 en un escenario de altas emisiones.

Así, el estudio no solo marca una nueva y compleja etapa en la búsqueda de meteoritos antárticos, sino que también muestra cómo esta disciplina científica no escapa a los efectos del cambio climático. Lo que sucede en este caso es que cuando las temperaturas se encuentran por debajo del punto de congelación, las rocas de meteorito pueden absorber suficiente calor del sol como para derretir el hielo, lo que lleva a su hundimiento.

¿Cómo se identifican los meteoritos en la Antártida?

Si bien, como se ha explicado anteriormente, constituye un verdadero desafío encontrar meteoritos en este vasto e inhóspito territorio, hay ciertas características del lugar que permiten identificarlos de manera relativamente sencilla.

Tal y como explican los autores del estudio, los fragmentos que caen en esta superficie suelen ser de pocos centímetros, pero son fácilmente detectables gracias al contraste de colores entre la roca y el blanco del entorno. Por otro lado, en ciertas regiones del continente ocurren fuertes vientos que barren la nieve y dejan al descubierto los meteoritos, y además, el ambiente seco del desierto facilita la preservación de los ejemplares, algunos de los cuales pueden haber caído a la Tierra hace 1 millón de años.

Hasta ahora, muchos de los meteoritos recolectados en la Antártida han ofrecido información relevante acerca de los cuerpos celestes del sistema solar. Por ejemplo, en 1984 se encontró en el territorio el ejemplar llamado Allan Hills 84001, una acondrita que dio pistas sobre las condiciones climáticas pasadas de Marte.

Con esto, la desaparición de los meteoritos bajo el hielo supone un perjuicio descomunal para el conocimiento sobre la historia del Universo. Y es que, de acuerdo con los cálculos de los expertos, se estima que la pérdida será de entre 80.000 y 250.000 ejemplares hundidos antes de terminar el siglo XXI. 

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