Desde hace tiempo, la hipótesis de que muchas especies de dinosaurios vivían en grupos grandes o manadas tiene cada vez más peso. Generalmente esta táctica la adoptan los herbívoros por encontrarse más indefensos, pero ahora se han hallado evidencias de que incluso los dinosaurios bien preparados para defenderse, como los Triceratops, optaban por vivir en manada.

Un grupo formado por investigadores y voluntarios del Centro de Biodiversidad Naturalis (Países Bajos) ha trabajado durante diez años en la excavación de una cantera de la cual se han extraído los huesos (más de 1.200 fragmentos en total) de al menos cinco Triceratops. Según los expertos, “los detalles del lecho de huesos indican que los cinco dinosaurios murieron juntos, posiblemente atrapados en un pantano. Se encuentran en una fina capa de roca, sin huesos de otras especies”.

Los investigadores sostienen que estos animales murieron intentando atravesar el pantano en el curso de una migración, ya que el análisis de sus dientes revela que habían comido vegetación de lugares distintos. “La investigación sobre las propiedades físicas y químicas de los cientos de dientes de Triceratops habla de una existencia migratoria, que era la misma para los cinco dinosaurios. En otras palabras: esta especie formaba equipo, al menos ocasionalmente.”

Este descubrimiento resulta muy importante porque es la primera prueba empírica de que los Triceratops vivían en grupo, ya que típicamente los ejemplares que se han encontrado de este tipo de dinosaurio han sido individuos aislados y solo en una ocasión se habían encontrado varios ejemplares juntos, pero demasiado pocos (tres) para ser considerados como indicativos de una manada, sino más bien como un grupo familiar.

Las ventajas de viajar en manada

Viajar en manada tiene ventajas, pero también inconvenientes; entre otras cosas, la competencia por los recursos y los conflictos entre miembros del grupo. Aunque los herbívoros más indefensos podrían beneficiarse de moverse en grupos numerosos, cabría preguntarse qué ventajas podía tener para unos animales con unas defensas tan letales como los Triceratops, que podían plantar cara a un tiranosaurio.

La respuesta puede estar en otro descubrimiento relativamente reciente: se ha especulado que los depredadores de gran tamaño, como los tiranosaurios, podrían haber cazado también en grupo, de forma similar a como lo hacen los lobos o los leones. Por lo tanto, por muy bien defendido que estuviera, un Triceratops solitario tenía las de perder. Además, habiendo varios adultos era posible proteger a las crías formando un círculo alrededor de ellas.

Viajar en grupos numerosos también permitiría, como hacen otras especies modernas, que algunos individuos hicieran de centinelas mientras los demás dormían o se alimentaban, reduciendo el riesgo de ser sorprendidos por los depredadores en los momentos más vulnerables.

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