Una escena que le habrá tocado a más de uno es encontrarse en familia decidiendo quién se queda con la cómoda de sus abuelos. Y no es precisamente que se la estén disputando. Se suelen ver los puntos en contra: que son grandes y pesadas, que hay que restaurarlas, que no pegan con la decoración actual. Pero los puntos a favor son varios: tienen valor afectivo, una calidad que hoy escasea, dan personalidad… ¡y no hay que respetarlas tanto!

1. Verde brillante

A propósito de su elección de colores en esta ambientación, la interiorista portuguesa Joana Aranha nos comentaba que el negro aporta una cualidad gráfica en las grandes superficies y destaca rasgos de la construcción, como las puertas originales de madera maciza. “Sin embargo, es interesante notar que no se apodera de la impresión general: la combinación de blanco y negro, tan clásica y elegante, tiene la virtud de mejorar los verdes”.

2. Laqueada en rojo

Que el color es capaz de inspirar felicidad y renovar las energías es algo que la arquitecta Camila Monge y su marido, Diego, diseñador industrial, saben muy bien. “Nos gusta mucho el contraste que le da a un mueble de época un color llamativo, que (aparentemente) no tiene nada que ver con su estilo. Justamente, es lo que que se lo recuerde. Nunca compartí la idea de que el color cansa; no lo hace si habla de la esencia de las personas que lo eligen: por eso aliento a mis clientes a incorporarlo en sus casas”, detalla Camila.

“La cómoda laqueada fue un regalo de casamiento, y espero que nos entre en cada lugar al que nos mudemos. No nos cansamos de verla”, dice la arquitecta Camila Monge.

3. Nueva función

Si la cómoda aún conserva su tapa de mármol, es ideal para usarla como lavamanos, sin olvidar pasarle una base de protector para madera. En este caso, se empezó de cero con una tapa de mármol arabescato que se hizo calar para ubicar la bacha y la grifería, y que funcionó como inspiración para los colores del mural de Matilde Crosetti.

4. Audacia

En un ejemplo que reúne aspectos de los anteriores, pintura sintética y una tapa de mármol calada ad hoc. La diferencia es el motivo a rayas voluntariamente imperfectas, los nuevos tiradores y el haber mantenido la parte superior con espejo.

4. En gris grafito mate

Cuando visitamos a la artista Eugenia Mendoza en su casa de Dique Luján, notamos no solo una sino dos cómodas restauradas. También creadora de Taller Alsina, dedicado a la restauración de muebles, recicló un set de mobiliario heredado que aporta memorias y un toque vintage al dormitorio principal.

Si bien va en gustos, desde hace unos años se notan cada vez más los acabados mate en los muebles restaurados.

6. Memoria azul

Esta cómoda heredada fue cambiador de la hija de la ceramista Cecilia Nigro cuando era bebé. Muy práctica por su cantidad de cajones, colabora en la entrada para dejar y almacenar desde facturas hasta llaves, además de adelantar el mood de la ambientación general con sus tiradores plateados y espejo hexagonal.

7. Un buen cierre

Pintada de blanco hasta en sus herrajes, esta cómoda comprada en el Mercado de Pulgas se asimila a las paredes y al piso. Así, su volumen “desaparece” y queda solo su función: división entre el living y el comedor, lugar de guardado y apoyo de objetos personales que se suman a los detalles de colores vibrantes en cuadros y textiles.

 

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