Albert Camus (1913-1960) escribió dos de las novelas más leídas del siglo XX, El extranjero y La peste, pero la narrativa, además del teatro, fue solo una de sus facetas. También escribió ensayos como El mito de Sísifo o El hombre rebelde, claves para reflexionar sobre el absurdo del mundo de posguerra. Sus intervenciones públicas lo volvieron un hombre de su tiempo, y fue decisiva para eso su ruptura con Jean-Paul Sartre. Camus se negaba a los intentos del filósofo –que a su vez lo acusó de reaccionario– por aliar existencialismo y marxismo.

El derecho a no mentir reúne las conferencias y discursos que el escritor dio entre 1936 y 1958, y tiene la novedad de que muchos permanecían inéditos en castellano. El contenido es variado (se habla del futuro de Europa, pero también de Dostoievski), pero una de las originalidades de Camus es que no se permitía referirse a su obra ni citarse a sí mismo. Hablar en público –en un una coyuntura en que ya se divisaban los totalitarismos– era una manera de poner mano a mano el compromiso individual con la suerte común.

En “La crisis del hombre “, una conferencia dada en Estados Unidos en una fecha tan temprana como 1946, Camus puede decir que es “demasiado fácil limitarse a acusar a Hitler y decir que como la bestia ha muerto su veneno ha desaparecido”. Ese veneno no desapareció: “Todos lo llevamos dentro”, persiste, dice, en la desconfianza entre naciones. “La libertad es peligrosa, experimentarla es tan duro como exaltante”, sostiene en su discurso de recepción del Nobel de Literatura, en 1957. El conjunto deja constancia de esa ética.

El derecho a no mentir

Por Albert Camus

Debate. Trad.: J. Vivanco Gefaell

286 páginas, $ 19.999

 

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