“El devenir argentino no ha estado en paridad con su potencial”, dice el español Luis Barallat, director de la consultora Boston Consulting Group (BCG) para Iberia y Sudamérica, en una visita de dos días por Buenos Aires para reunirse con clientes.

Barallat está especializado en el mercado energético y conoce mucho la Argentina desde la época en que la española Repsol era dueña de YPF. En ese entonces, Vaca Muerta todavía no era una realidad. Ahora, según el especialista, el país puede volverse un actor relevante en el mercado de hidrocarburos, entrando al selecto grupo de países que exportan gas natural licuado (GNL).

—¿Qué dudas tienen en el exterior acerca de la Argentina?

—La Argentina es un país en una situación especial, está en un momento de cambio muy interesante. Para empezar, de cambio político. Es un país que cuando uno mira los fundamentales, tiene uno de los mejores del mundo. El potencial energético es enorme, pero el potencial agrario también y el de muchos otros. Ha sido un país muy rico durante muchísimo tiempo. En los últimos años, el devenir argentino no ha estado en paridad con su potencial. Ahora se está dando una situación de cambio con el gobierno de Milei, que parece que va a intentar una fórmula distinta para tratar de volver a que el país extraiga todo su potencial. Eso es, como mínimo, interesante.

—En el sector energético, pese a todas las crisis de los últimos años, viene creciendo. ¿Cree que puede haber crecido mucho más rápido o más profundo en otra situación económica?

—Sí, creo que podría haber crecido. La Argentina es un país con un potencial enorme, ya anterior a Vaca Muerta. Ya tenía un potencial grande en lo convencional en crudo y gas, y desde luego el descubrimiento de Vaca Muerta la pone en otro sitio en el mapa. Si lo miro con una perspectiva más larga, es verdad que no la ha ayudado las diferentes formas de intervención en los precios de los combustibles.

—¿Y cómo ve la situación hacia adelante?

—Lo principal que veo es que la oportunidad es enorme y ya bastante real. En el sector energético, Vaca Muerta es una realidad. La Argentina debe estar produciendo casi 600.000 barriles al día de crudo, debe ser el cuarto productor de América Latina. Con el desarrollo de Vaca Muerta, sin duda puede ser el segundo productor de la región, después de Brasil, pero tiene un montón de inversiones por hacer para sacar todo el potencial exportador en crudo. Y en gas la situación es parecida. La Argentina tiene una producción de gas muy grande, pero que se ha convertido en un importador importante de gas natural licuado (GNL). Eso le ha costado mucho a la balanza comercial del país, pero creo que ahora tiene una oportunidad de exportar, aunque es difícil, porque son proyectos técnicamente complejos. La balanza energética argentina no es positiva hoy, las importaciones son mayores que las exportaciones. Pero tienen toda la capacidad para cambiarlo.

—¿De qué depende que lleguen las inversiones?

—Las inversiones en el petróleo de Vaca Muerta y las de gas son un poco distintas. Si empiezo por las de crudo, para que haya inversión hace falta un macro estable y que se mantenga la competitividad. En el fondo, para exportar, la Argentina tiene un crudo competitivo, pero tiene que trabajar mucho en hacer las operaciones de manera eficientes. Si hay un macro estable y se trabaja en la competitividad, estoy seguro de que las inversiones en crudo las veremos hacer. También hay todo un tema administrativo, pues toda la conexión de la producción con la exportación requiere inversiones de lo que se llama midstream, de transporte muy importantes. En el caso del gas, la complejidad es mayor. El problema del gas, a diferencia del crudo, es que el gas viaja muy mal; es difícil llevarlo de un lugar a otro. Hay que licuarlo en unas plantas de licuefacción grandísimas, muy costosas, y que hay pocos operadores con la capacidad de abordar. Para el proyecto de gas licuado, la Argentina va a necesitar, además de una producción muy eficiente, una estructura de socios internacionales importante, ya sea en la compra del gas o en el desarrollo de la propia licuefacción. Para hacer eso, tiene que ser un país atractivo para esos socios internacionales.

—¿Qué hace falta para ser un país atractivo?

—La Argentina es un país atractivo cuando uno mira los fundamentales. Uno mira el gas o crudo que hay debajo del suelo y eso ya en sí mismo lo convierte en un país atractivo. Creo que lo otro es el marco de certidumbre regulatoria y agilidad en los procesos administrativos para acometer inversiones enormes. La Argentina tiene muchos de los elementos para ser un país atractivo, porque los fundamentales son buenos.

—YPF tiene un proyecto grande para que la Argentina se convierta en exportador de GNL. Sin embargo, hay todavía unas voces en el sector que dicen que no lo ven viable, porque se necesitan grandes inversiones y confianza. ¿Desde afuera cómo lo ven?

—Hay muy pocos proyectos para exportar GNL en nuevos países en el mundo. Poner un nuevo país en el mercado exportador de GNL es complejo. Hace falta primero un gas muy competitivo. Si quisiera dar una referencia para hacerlo con certidumbre, tiene que tratar de ser competitivo como el de Estados Unidos, que ha crecido mucho en GNL. La Argentina tendría que tener un estudio de producción que fuera competitiva con eso. Y después tienes que atraer esas inversiones para hacer la terminal de licuefacción, que es un proyecto gigantesco. Depende de la magnitud, pero que se mide en miles de millones de dólares.

—¿Cuánto puede costar?

—Depende de la capacidad, pero seguro que estaremos hablando de un proyecto de US$3000 millones a US$5000 millones. Y eso es solo la planta, no estamos hablando de las inversiones en la producción ni en el transporte. Son inversiones enormes. Creo que hay que hacer las cosas bien para lograrlo. Pero otros muchos países ya hemos visto lograrlo. Perú tiene una terminal de exportación de gas para aprovechar los descubrimientos de Camisea [un yacimiento importante]. Trinidad y Tobago tiene cuatro terminales de exportación de gas. Hay muchos países que lo han logrado.

—En el sector energético hay varios actores internacionales ya en el país, sin embargo, ExxonMobil anunció que quería desinvertir y vender sus activos en la Argentina. ¿Puede ser un proceso de que algunas internacionales se quieran ir al país?

—Cada empresa internacional tendrá que ver cómo encaja a la Argentina en su portafolio. Creo que hay muchas cosas atractivas en la Argentina por hacer y que los empresarios internacionales, si ponemos las condiciones adecuadas, estarán interesados en desarrollar. Vaca Muerta es una de las grandes promesas de desarrollo no convencional del mundo, no solo de la Argentina. Luego cada empresa internacional tendrá su propia agenda, pero yo no veo que las empresas internacionales no vayan a querer estar en Argentina, ni mucho menos, creo que será atractivo para muchas.

—¿Cómo van las relaciones Europa con la Argentina en relación de compra y venta de gas y petróleo? ¿Puede ser un cliente o hay que mirar a Asia?

—Sí, claro que Europa puede ser un cliente. Rusia, que es un gran productor y comercializador de gas, ya no tiene el mismo papel en el continente. Y todas esas importaciones históricas rusas ha habido que sustituirlas. De hecho, la principal fuente de sustitución ha sido Estados Unidos. Ha habido otros que han jugado y otros que van a jugar. Qatar ha anunciado una expansión enorme hace dos semanas para seguir siendo el actor principal en el negocio mundial. Pero Estados Unidos ha capturado una parte muy importante de esa cuota. No veo por qué Argentina no va a poder hacer un papel similar si es competitivo.

 

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