Entre los muchos enigmas del Triásico, la época en la que aparecieron los primeros dinosaurios, hay uno que durante mucho tiempo ha desconcertado a los paleontólogos: las huellas de una misteriosa criatura a la que han dado el nombre de Trisauropodiscus. De este hipotético animal nunca se ha encontrado un fósil, solo las huellas, pero hay algo incluso más enigmático en ellas: parecen de pájaro. El problema es que los primeros ancestros conocidos de las aves no aparecieron hasta 60 millones de años después, durante el Jurásico.

¿Qué tipo de animal dejó estas huellas? ¿Era un ancestro desconocido de las aves, un dinosaurio u otro tipo de animal que desarrolló el mismo tipo de extremidades? Y sobre todo, ¿para qué las necesitaba?

Las patas de los pájaros

Las patas de las aves generalmente tienen tres dedos orientados hacia delante y otro más pequeño, llamado hálux, más corto y orientado hacia atrás. Esta configuración es la más adecuada para agarrarse a las ramas; además, han desarrollado un mecanismo en las garras que bloquea los tendones impidiendo que se abran por accidente mientras duermen. Es decir, es un tipo de extremidad desarrollada específicamente por y para animales arborícolas.

Los primeros dinosaurios arborícolas que conocemos son un grupo llamado manirraptores, que evolucionaron durante el Jurásico y son los ancestros de las primeras aves, aunque todavía no eran aves propiamente dichas. Además, no se trataba de animales voladores sino, a lo sumo, planeadores. Pero las huellas del misterioso Trisauropodiscus datan de hace 215 millones de años, durante el Triásico Tardío.

Esto puede significar dos cosas: o bien que en esa época ya existían animales arborícolas que desconocemos, o que hubo animales que desarrollaron el mismo tipo de extremidades por un motivo distinto.

¿Pies de dinosaurios?

Lo cierto es que se conocen dinosaurios que tenían una configuración dactilar muy parecida a la de las aves, aunque la mayoría de ellos carecían del hálux. Se trata de los terópodos, un suborden de dinosaurios muy variados que incluía desde pequeños herbívoros hasta temibles depredadores como el T-Rex.

Los manirraptores, de hecho, eran terópodos y fueron uno de los pocos grupos que conservaron el dedo posterior, mientras que la mayoría de los demás grupos tendían a perderlos porque, sencillamente, no los necesitaban e incluso podían entorpecerles. Por lo tanto, muchos paleontólogos defienden la posibilidad de que los pies de los ancestros de los dinosaurios tuvieran estos cuatro dígitos y que solo aquellos que realmente los necesitaban – entre ellos, los antepasados de las aves – los conservaran.

Si aceptamos esta hipótesis, el misterioso Trisauropodiscus podría ser, de hecho, un antepasado de los dinosaurios. El problema es que, hasta ahora, no se han encontrado fósiles de ningún animal cuyas extremidades coincidan con dichas huellas.

Misterios de la evolución

La segunda posibilidad sigue la línea de la evolución convergente, un fenómeno por el cual animales que no están directamente emparentados desarrollan anatomías similares para adaptarse a ecosistemas parecidos. Es decir, existe la posibilidad de que durante el Triásico existieran animales que desarrollaran el mismo tipo de garras que los pájaros modernos.

Para ello hay que pensar en cómo era la flora de este período: las temperaturas eran altas, pero en la mayoría del planeta dominaba un clima seco debido a que las masas continentales eran enormes. Por ese motivo los animales arborícolas solo habrían podido vivir en zonas de bosques densos: el mejor lugar para ellos habría sido el supercontinente de Laurasia, de clima más frío y con un paisaje dominado por las coníferas.

Durante el Triásico había numerosas criaturas que, aunque no eran específicamente arborícolas, sí podían trepar a ellos. Entre los animales que hacían vida en los árboles, los que conocemos mejor son los pterosaurios, un famoso grupo de reptiles voladores. Se sabe que algunos de ellos también se desplazaban por tierra a zancadas, pero el tipo de pisada no sería compatible con las de Trisauropodiscus. Sin embargo, saber que los pterosaurios se desplazaban por tierra abre la puerta a que otros animales adaptados a la vida arborícola también lo hicieran.

Aun así, ante las dos hipótesis los paleontólogos tienden a decantarse por la primera, atribuyendo las extrañas huellas a un grupo desconocido de dinosaurios primitivos, posiblemente emparentado con los terópodos; o incluso a otro tipo de animales estrechamente relacionados con los dinosaurios. Por ahora solo está clara una cosa: las “patas de pájaro” aparecieron mucho, mucho antes que los propios pájaros.

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