Paul Adrien Maurice Dirac fue uno de esos personajes que marcó la historia de la ciencia. Coronándose como uno de los físicos más importantes del siglo XX, Dirac desempeñó un papel esencial en el avance de la mecánica cuántica y de la electrodinámica cuántica. De hecho, la formulación de la ecuación de Dirac representó un antes y un después en el estudio del comportamiento de las partículas subatómicas. Además, fue el primer científico en predecir la existencia de la antimateria, es decir, la materia formada por antipartículas.

En el año 1933 recibió el distintivo de alzarse como uno de los pocos científicos de la historia en ser homenajeados con el Premio Nobel, galardón que compartió con Erwin Schrödinger por sus contribuciones al descubrimiento de nuevas formas productivas en la teoría atómica.

Sin embargo, destacó entre sus colegas contemporáneos por una cualidad algo especial: su carácter taciturno, modesto y callado. De hecho, en la reciente biografía The strangest man, escrita por Graham Farmelo, este sugiere que, probablemente, Dirac presentaba Síndrome de Asperger, basándose en su lenguaje literal y su característica personalidad.

INFANCIA AUTORITARIA

Paul Dirac nació en Brístol, Inglaterra, un 8 de agosto de 1902. Su infancia estuvo rígidamente marcada por la rigidez y el autoritarismo de su padre, quien restringía considerablemente su libertad y la de sus hermanos a la hora de tomar decisiones propias o entrar en contacto con la sociedad de la época.

A todo esto se sumó que Dirac acudió a la escuela al mismo centro donde su padre impartía clases, lo que derivó en un control mucho más severo que de no haber sido así.

Cursó sus estudios básicos en la Bishop Primary School y los superiores en el Merchant Venturers Technical College, un centro adscrito a la Universidad de Brístol. Allí Dirac se graduó como ingeniero eléctrico en 1921 con destacables calificaciones, ejerciendo posteriormente durante un breve periodo de tiempo.

Sin embargo, pronto descubrió su verdadera vocación: las matemáticas. Llamado por esta nueva pasión, se matriculó en matemáticas en la misma Universidad, graduándose en menos tiempo del esperado e ingresando posteriormente en la Universidad de Cambridge.

LA ECUACIÓN DE DIRAC Y EL PREMIO NOBEL

Fue en Cambridge donde comenzó la brillante carrera de Paul Dirac. Allí, ya en el año 1926, y con apenas un par de años de experiencia, desarrolló una versión unificada de la mecánica cuántica, combinado en una sola teoría los trabajos de Werner Heisenberg y de Erwin Schrödinger.

Se trataba de un modelo que asociaba cantidades medibles con operadores que actuaban en un espacio matemático alternativo, pero que describían a la perfección el estado físico de un sistema. Esta sobresaliente deducción le valió a Dirac, ni más ni menos, que el doctorado en física en la Universidad de Cambridge.

En 1928, con tan solo 26 años, Dirac se había convertido, de forma simultánea, en ingeniero, físico y matemático. En ese mismo año, comenzó a interesarse por las teorías relativistas de Wolfgang Pauli, concretamente por los spines no relativistas, en los cuales se inspiró Dirac para formular su famosa ecuación de Dirac.

Con una simple fórmula, el científico inglés podía describir el comportamiento del electrón de forma relativista, prediciendo además la existencia del positrón, la antipartícula del electrón. Finalmente, cinco años después, esta partícula fue observada por el físico Carl Anderson.

Durante los años siguientes, Paul Dirac consolidó su carrera como uno de los mejores científicos del siglo, así como uno de los impulsores de la mecánica cuántica: introdujo la notación bra-ket, usada a día de hoy en los cálculos de teoría cuántica, así como la función delta de Dirac. En el año 1933, su brillante carrera fue homenajeada a través de la entrega del Premio Nobel de Física, compartido en este caso con Erwin Schrödinger.

UN CARÁCTER INUSUAL

No obstante, si algo diferenciaba a Paul Dirac del resto de científicos de la época era su curioso carácter. Llamaba mucho la atención su silencio, el cual solo rompía en contadas ecuaciones y que provocó que, entre sus más cercanos, se acuñara la “unidad Dirac” como la cantidad mínima de palabras que alguien puede usar en una conversación.

Por otro lado, su modestia, aunque lo convertía en un ser honrado, muchas veces alcanza límites exagerados. Un ejemplo era su empeño en eliminar su nombre de sus descubrimientos. Por ejemplo, constantemente llamaba a la ecuación de evolución temporal que él desarrollara y Heissenberg perfeccionara “ecuación de movimiento de Heissenberg”.

Además, en muchos de sus artículos se refería a la “ecuación de Fermi-Dirac”, únicamente como “ecuación de Fermi”, alegando que, si añadía su propio nombre, el título de la fórmula perdía simetría.

Facebook Comments