Un grupo de investigadores ha descubierto un vínculo preocupante entre los actuales niveles de desoxigenación oceánica y uno de los eventos de extinción masiva más devastadores en la historia de la Tierra, ocurrido hace aproximadamente 200 millones de años.

Publicado en la prestigiosa revista Nature Geosciences, el estudio sugiere que la anoxia oceánica (ausencia de oxígeno) jugó un papel crucial en la desestabilización de ecosistemas marinos y extinciones durante la extinción masiva del Triásico-Jurásico. Lo sorprendente es que el alcance global de las condiciones de euxinia (una forma extrema de condiciones desoxigenadas) es similar al presente.

 

La historia de la Tierra está marcada por extinciones masivas, donde ecosistemas globales colapsaron y especies se extinguieron. Todos estos eventos coincidieron con perturbaciones climáticas y ambientales globales, comúnmente asociadas con la desoxigenación oceánica.

Basándose en datos químicos de depósitos de lutita antigua obtenidos de núcleos de perforación en Irlanda del Norte y Alemania, este equipo  internacional de investigadores ha logrado vincular dos aspectos clave asociados con la extinción masiva del Triásico-Jurásico.

Oxígeno y temperatura

Los investigadores encontraron que los pulsos de desoxigenación en ambientes marinos poco profundos coincidían directamente con niveles elevados de extinción en esas regiones. Sin embargo, y aún más importante, descubrieron que la extensión global de desoxigenación extrema era limitada y similar a la actualidad.

Micha Ruhl, profesor asistente en la Escuela de Ciencias Naturales de Trinity y miembro del equipo de investigación, dice que los científicos han sospechado desde hace tiempo que la desoxigenación oceánica juega un papel importante en la perturbación de ecosistemas marinos, lo que puede llevar a la extinción de especies en ambientes marinos. 

La reducción de oxígeno puede no parecer relevante cuando estamos rodeados de aire rico en oxígeno, y es fácil subestimar el impacto de leves disminuciones. Sin embargo, si escaláramos el Monte Everest sin suministro adicional de oxígeno, incluso una disminución del 2% en los niveles de oxígeno de nuestro entorno sería notable.

Esta merma de oxígeno en los océanos tiene una magnitud suficiente para alterar el ciclo global de elementos vitales como el nitrógeno y el fósforo, fundamentales para la vida en la Tierra. Un claro ejemplo de las consecuencias devastadoras de la desoxigenación oceánica se observa en la costa de Florida, donde se han registrado mortandades masivas de peces.

Sin embargo, la desoxigenación es solo una de las múltiples amenazas que enfrentan los océanos del mundo. Al absorber dióxido de carbono, los mares se vuelven menos alcalinos y más ácidos, lo que provoca en algunos casos la disolución de las conchas de organismos marinos como almejas, mejillones y camarones. Este fenómeno, conocido como la «osteoporosis del mar», es otra señal preocupante del deterioro ambiental oceánico.

Perspectivas futuras

Así, este estudio no solo proporciona una visión crucial de eventos de cambio global pasados, como el ocurrido entre los períodos Triásico y Jurásico.

También resalta la importancia de comprender dichos procesos para evaluar la estabilidad actual de los ecosistemas marinos y la seguridad alimentaria asociada, especialmente en un mundo donde se proyecta que la desoxigenación marina aumentará significativamente debido al calentamiento global y el incremento de la escorrentía de nutrientes, que ocurre cuando demasiados nutrientes de los fertilizantes utilizados en granjas y céspedes llegan a las vías fluviales.

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