Durante el crudo invierno, numerosos animales salvajes enfrentan desafíos considerables. No solo deben lidiar con el frío -los caballos generalmente lo toleran bastante bien-, sino que además, deben lidiar con la escasez de alimentos, un desafío aún más crucial.

Durante esta estación, los caballos salvajes dedican gran parte de su energía a mantener su temperatura corporal, lo cual requiere una nutrición adecuada. La nieve dificulta su acceso a los pastizales, enterrando sus fuentes de alimento, y también obstruye sus cascos.

Este obstáculo no solo hace que su paso sea inestable, sino que también aumenta el riesgo de accidentes, como esguinces o caídas, que en situaciones extremas podrían llevarlos a despeñarse montaña abajo.

Es por ello que, al igual que muchos otros animales, los caballos buscan desplazarse en busca de lugares más propicios según la temporada, procurando pasar los crudos inviernos en zonas de baja montaña.

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