Las lluvias de mayo y junio no fueron suficientes para frenar la sequía que azota a España desde octubre de 2022. Si bien el clima húmedo supuso un rayo de esperanza para el ecosistema agrícola del país -que ya daba por perdida la cosecha de trigo y cebada tras abril, el mes más seco desde que existen registros-, los expertos no tardaron en afirmar que estas precipitaciones no servían para mejorar los porcentajes de agua almacenada en embalses y pantanos. 

Ahora, tras las varias olas de calor sufridas en la Península Ibérica desde inicios del verano, los acuíferos de Cataluña se resienten más que nunca y ello ha obligado a la Agencia Catalana del Agua (ACA) a declarar, por primera vez en la historia, un escenario de alerta extrema por sequía. Y es que, según los datos ofrecidos por la misma institución, la cuenca hidrográfica de esta Comunidad Autónoma se encuentra este año al 28,1% de capacidad, frente a un 43,9% en 2022.

La decisión afectará a 22 municipios cuyo abastecimiento depende del acuífero de Fluvià-Mugà, en la comarca del Alto Ampurdán (Gerona), que actualmente se encuentra a 14,4 metros sobre el nivel de mar, la cota más baja registrada desde 2009. Y con respecto al embalse de Riudecanyes (Tarragona), que está al 6%, se declarará la alarma para garantizar el agua de boca en dos municipios. Por su parte, el pantano de Siurana (Tarragona) es competencia de la Confederación Hidrográfica del Ebro, sin embargo, al hallarse también en una situación crítica, la ACA ha propuesto que los pueblos de alrededor adopten las medidas de la fase de emergencia.

¿Qué medidas se llevarán a cabo durante la emergencia?

La escasez de pluviometría en Cataluña se ha prolongado durante más de dos años. Hasta la reciente declaración, 224 municipios ya se encontraban en estado de excepcionalidad, que es el paso previo a la emergencia, y de los 24 que han entrado ahora en la fase de alerta, solo un 41% estaba cumpliendo con las disposiciones que fijaba el Plan de sequía de la ACA. Además, un 9% de los ayuntamientos no estaba ofreciendo sus datos de consumo, una práctica que podía desembocar en multas de hasta 150.000 euros. 

Tras la decisión, que se hará vigente la semana del 7 de agosto, las medidas de la ACA serán más estrictas y estarán orientadas a fomentar el ahorro de agua:

Se fija una dotación de agua de 200 litros por habitante por día de media en el municipioSe suprime el riego agrícola, a excepción de los conreos leñososSe reduce a un 25% el consumo de agua tanto de uso industrial como de uso recreativoSe prohíbe el uso de agua para riegos de jardines y zonas verdes, y para limpiar cualquier vehículo, excepto en establecimientos de limpieza específicos

Las normas tienen un carácter preventivo y responden a la imperativa de garantizar el abastecimiento para el resto del verano. Aun así, el director de la ACA, Samuel Reyes, ha explicado en una rueda de prensa que las administraciones locales tienen libertad para establecer limitaciones y/o prohibiciones adicionales al uso de agua en instalaciones deportivas y espacios lúdicos.

Con esto, el Govern y la Agencia Catalana del Agua, que trabajan conjuntamente, no buscan sancionar a los ayuntamientos que no cumplan con las medidas, sino supervisar que se hagan los deberes de forma correcta, para poder así evitar que la cuenca hidrográfica de Cataluña siga la tendencia de los últimos años.

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