Madagascar se separó del subcontinente indio hace más de 80 millones de años, un episodio que confirió a la cuarta isla más grande del mundo un aislamiento que le ha permitido desarrollar una enorme biodiversidad, como prueba el elevado número de endemismos que atesora. A lo largo de todo este tiempo, la historia geológica y la topografía acabaron de moldear las particularidades climáticas de la isla continental, dando lugar a biomas muy distintos: bosque húmedo en la parte oriental, paisajes áridos en la occidental y semiáridos en el sur. Una compleja amalgama de ecosistemas que sirvió de base para el desarrollo de una gran variedad de reptiles, de los que hasta un 98% son endémicos.

Una tercera parte de estos son extremadamente vulnerables: son los llamados microendemismos, especies que se concentran exclusivamente en regiones muy acotadas. Ahora, un equipo internacional de biólogos del CIBIO, Centro de Investigación en Biodiversidad y Recursos Genéticos de la Universidad de Oporto -entre los que se encuentran, entre otros investigadores, Constanza Piccoli y Francesco Belluardo- ha documentado por primera vez una nueva especie de este grupo tan exiguo. Se trata de un gecko al que han llamado P. manongavato. Es prácticamente idéntico morfológicamente a otras especies del mismo clado que viven en el mismo lugar y solo se ha podido identificar gracias a estudios genéticos. Los científicos han propuesto a la UICN que lo incluyan en la categoría de ‘en peligro crítico’.

El género Paroedura incluye actualmente 24 especies, todas ellas se encuentran ampliamente distribuidas en distintos puntos del archipiélago malgache, con una mayor diversidad en las selvas tropicales del nordeste y en las regiones secas del sudoeste. Algunas de ellas viven en hábitats tropicales o de montaña, mientras que otras prosperan en rocas graníticas.

Una de las primeras que se documentaron es Paroedura bastardi, una especie con la que se suelen identificar erróneamente muchos de los ejemplares recolectados, pues no existen diferencias morfológicas. Eso mismo ocurrió con P. manongavato, “una especie que se había confundido históricamente y que hemos descubierto gracias al análisis de datos genéticos”, explica Javier Lobón-Rovira, biólogo, fotógrafo de conservación y coautor de una investigación financiada parcialmente con una beca de National Geographic y publicada recientemente en la revista especializada ZooKeys

Madagascar, un paraíso en peligro

Encontrar una especie nueva en Madagascar no es algo raro, habida cuenta que el país africano atesora hasta un 5% de la fauna y flora mundial, el 70% de la cual no puede encontrarse en ningún otro lugar del mundo. El aislamiento y su compleja historia evolutiva han permitido una diversidad única e inigualable de su herpetofauna. Sin embargo, esa singularidad no ha sido suficiente para protegerse contra su peor enemigo: el hombre. Hace una década WWF publicó un informe que recogía las nuevas especies allí descubiertas a lo largo de la última década. Los expertos consultados por la organización conservacionista estimaron entonces que la isla ya había perdido hasta un 90% de su masa forestal. Asimismo, otra investigación publicada en la revista Nature Communications, hasta 30 de las 250 especies de mamíferos que poblaban Madagascar antes de ser habitada por los humanos ya se han extinguido. 

Lo que no es tan habitual es encontrar un endemismo tan extraño en un lugar tan concurrido como es la reserva de Anja, un conocido destino turístico de la isla. “Resulta curioso que en este enclave tan frecuentado por visitantes que acuden a ver el famoso lémur de cola anillada (Lemur catta) nadie había reparado en que allí había una nueva especie de gecko amenazado”, apunta Lobón-Rovira. También es destacable el hecho de que muchas de estas especies recién descubiertas pasan a ser directamente consideradas en peligro de extinción, un hecho especialmente patente en los anfibios y reptiles, un grupo especialmente diverso del que se calcula que entre el 37 y el 46% de las especies están catalogadas en esta categoría por la Unión Internacional de la Conservación de la Naturaleza. En 2021, un equipo científico en el que también formaba parte Javier Lobón-Rovira identificó hasta 28 anfibios y 38 reptiles, 9 de los cuales fueron identificados como nuevas especies, incluyendo varias ranas del género Boophis.

Los hábitats de Madagascar siguen enfrentándose a amenazas cada vez mayores, entre ellas la extracción insostenible de recursos y la tala generalizada, además del comercio internacional de fauna. Una losa demasiado pesada para la fauna endémica de la isla, sobre todo para especies endémicas sensibles al cambio climático y muy demandadas por el tráfico de animales, como son las tortugas, las ranas, los camaleones, las serpientes o los geckos… y ya no digamos para microendemismos concentrados en nichos muy reducidos, como P. manongavato, un gecko que hasta la fecha había pasado desapercibido por la comunidad científica.

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