¿Sabías que, a pesar de estar 61 millones de kilómetros más cerca del Sol que la Tierra, existe un punto de nuestro planeta que recibe tanta radiación solar como Venus? Se trata de un hecho fascinante puesto que, por recorrer la luz un camino más largo, lo normal sería que se fuese perdiendo parte de esa radiación por el camino y el resultado fuese una zona irradiada por una luz mucho menos intensa. Y no, ese lugar destacado no es el Everest, como probablemente estés pensando, sino el desierto de Atacama, en Chile.

Puede decirse que es un altiplano de lo más privilegiado pues, además de coronarse con el título de punto del planeta con mayor radiación, también es el desierto no polar más seco del mundo y la zona más árida del globo terráqueo, es decir, reúne todo un sinfín de títulos destacables. Pero, ¿qué tipo de características reúne para poder ser laureado con todos esos récords? Pues bien, todo parece derivar de una mezcla de factores meteorológicos y atmosféricos que lo convierten en un espacio sin igual.

EL DESIERTO DE ATACAMA

Situado entre el océano Pacífico y la cordillera de los Andes, Atacama es un desierto que cubre una superficie de casi 105.000 km2, extendiéndose por las regiones naturales del Norte Grande y el Norte Chico de Chile. Se trata de una zona extremadamente árida y seca, donde la fauna y flora se ven altamente condicionadas por esa sequía: la vegetación, por ejemplo, se reduce a diferentes especies de cactus.

Aunque es una zona de altas temperaturas en las que, durante el día, estas se pueden situar entre los 25ºC y los 50ºC a la sombra, durante las noches la temperatura puede sufrir violentas fluctuaciones, llegando a bajar hasta los -25 ºC en ciertas zonas. Sin embargo, estas variaciones se mantienen constantes a lo largo de todo el año, sin alterarse en verano o invierno, por tratarse de una zona situada en el límite del trópico de Capricornio.

El desierto de Atacama representa una zona de especial interés en el estudio geográfico del planeta debido a sus múltiples características, que lo convierten en el desierto más árido y más seco del mundo, el situado a una mayor altitud y, lo más interesante, la región del planeta que recibe una mayor radiación solar. Concretamente, este último aspecto tiene su máximo en una pequeña área situada a 40 km al este de San Pedro de Atacama y a 1.708 km de Santiago de Chile, a más de 4.000 metros de altura sobre el nivel del mar.

RÉCORD DE RADIACIÓN

Así, este mismo año, la Sociedad Meteorológica Americana publicaba en un estudio los resultados de cinco años de mediciones de insolación en esa zona concreta del desierto. Los datos se habían obtenido colocando una serie de piranómetros en la superficie afectada, los cuales son unos dispositivos que consiguen medir la irradiación solar de forma meticulosa. Con este sistema, los investigadores obtuvieron valores mucho más altos de lo esperado de radiación solar: la irradiancia global de onda corta horizontal son 308 W/m^2, lo que anualmente supone 2,7 MW/m^2. Sin embargo, durante los solsticios, este valor se incrementa aún más, llegando a alcanzar los 2.000 W/m^2.

Son unos resultados realmente apasionantes para la comunidad científica, pues se corresponden a datos mayores que los encontrados para la zona más alta del monte Everest, o para la superficie de Venus. Pero ¿por qué ocurre esto en el desierto de Atacama? Pues bien, los expertos avalan a que se trata de una combinación de diversos factores entre los que se encuentran la latitud y ubicación geográfica tan cercana al ecuador, la falta de nubes, humedad o aerosoles en la atmósfera que permite el paso directo de los rayos solares sin desviarse, la altitud de la zona, o la topografía del desierto, dado que, al constar de diferentes montañas y valles, puede enfocar la radiación solar en ciertas áreas, concentrándola aún más.

ARIDEZ Y SEQUÍA

A su vez, el desierto de Atacama ocupa el puesto de zona no polar más árida y seca del planeta. De hecho, ciertas simulaciones donde se intenta recrear las condiciones ambientales de la superficie de Marte han tenido lugar en él. Esto es debido a un aspecto muy simple: en el desierto no llueve.

Se trata de una consecuencia de una corriente conocida como corriente de Humboldt que fluye a lo largo de la costa oeste de Sudamérica hacia el norte y que ayuda a mantener bajas las temperaturas del océano Pacífico cerca de la costa chilena. Como consecuencia, crea una estabilidad del aire que colabora a la reducción de la formación de nubes.

Tanto es así que se estima que hay zonas del desierto donde no ha llovido por décadas. De hecho, la media anual de precipitaciones es tan solo de 15 mm, algo completamente insignificante. Sin embargo, a finales de la década de 2010 coincidieron un par de años donde las lluvias fueron algo más intensas, lo que los expertos calificaron como “las primeras lluvias significativas en el desierto de Atacama en los últimos 500 años”.

Facebook Comments