La filtración es un modo común de alimentación para distintas especies de animales de sistemas acuáticos. Por lo general, involucra a un animal que se mueve a través del agua y extrae de ella pequeños organismos, como el krill o el plancton, empleando mecanismos que actúan como un filtro o tamiz. Así, por ejemplo, los peces que se alimentan por filtración, como los tiburones peregrinos, emplean sus branquias para retener los alimentos del agua; mientras que las ballenas que se alimentan por filtración tamizan el material a través de sus icónicas barbas.

Hasta la fecha, sin embargo, la falta de las características apropiadas en los registros fósiles nunca había suscitado la idea de que algunos antiguos reptiles marinos de la Era Mesozica (de entre hace 252 y 66 millones de años) pudieran haber obtenido su alimento a través de este peculiar mecanismo. 

Y este es precisamente el hallazgo que recientemente ha descolocado a un equipo de científicos del Servicio Geológico de China. Se trata de un antiguo reptil marino encontrado en la provincia de Hubei bautizado como Hupehsuchus nanchangensis, del cual los investigadores postulan que podría haber hecho gala de un modo de alimentación similar al de algunos cetáceos modernos. 

Así, el análisis del par de cráneos recién descubiertos de la especie, los cuales se describen esta semana en un artículo publicado en la revista BMC Ecology and Evolution, representan un ejemplo de evolución convergente (donde características similares evolucionan de forma independiente en diferentes especies) y brindan información sobre el comportamiento alimentario de estos antiguos reptiles.

Según las evidencias, basadas en la presencia de una estructura posiblemente dedicada al filtrado, el autor principal del estudio, Long Cheng, y sus colegas sugieren que Hupehsuchus nanchangensis, un reptil marino que data del Período Triásico temprano, entre hace 249 y 247 millones de años, podría haber sido un filtrador similar a algunas ballenas barbadas modernas. 

Los dos nuevos especímenes de H. nanchangensis fueron descubiertos en la Formación Jialingjiang, del Triásico Inferior, en la provincia de Hubei. Un espécimen se hallaba bien conservado desde la cabeza hasta la clavícula, mientras que el otro es un esqueleto casi completo. Los autores compararon la forma y las dimensiones del último cráneo con 130 cráneos de diferentes animales acuáticos, entre los que se incluyeron 15 especies de ballenas barbadas, 52 especies de ballenas dentadas, 23 especies de focas, 14 especies cocodrilos, 25 especies de aves e incluso el de un ornitorrinco.

Según los resultados, los cráneos de H. nanchangensis poseían un hocico inusual y desdentado con dos huesos largos en la parte superior del cráneo que actuaban como marco de un espacio estrecho. Los especímenes también poseían una mandíbula inferior estrecha y débilmente conectada con el resto del cráneo, lo que le habría permitido expandir su cavidad bucal para acomodar grandes bocanadas de agua. Y si bien no se encontró evidencia de barbas en los especímenes, los autores si que identificaron una serie de surcos alrededor del borde del paladar que podría ser indicador de la presencia de tejidos blandos y que podrían haber jugado un papel similar. 

Según defienden los investigadores, H. nanchangensis probablemente era un nadador lento debido a su cuerpo rígido, lo que sugiere que podría haberse alimentado de un modo similar al de una ballena franca o de Groenlandia. Un modo de alimentación probablemente motivado por los altos niveles de competencia por el alimento en este momento del Triásico, concluyen. 

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