El Parque Nacional de Doñana tiene sed. El Parque Nacional de Doñana está en jaque mate. Este humedal andaluz es una de las reservas ecológicas más importantes de Europa y alberga una biodiversidad única en nuestra Tierra. Su inigualable marisma es lugar de paso y cría para las aves estivales procedentes de Europa y África. Es más, el parque natural de más de 50.000 hectáreas es el hogar de especies en peligro de extinción que son características de España, el águila imperial ibérica y el lince ibérico. El parque deslumbra una flora espectacular en los diferentes ecosistemas acuáticos y terrestres. Según la OAPN, existen más de 1.300 especies de plantas vasculares y helechos en la comarca, entre ellas encontramos especies vegetales raras como la gramínea Vulpia fontquerana. Desafortunadamente, el humedal se enfrenta a una sequía letal.

Desde el espacio, el satélite Copernicus Sentinel-2 nos muestra una situación catastrófica, cauces secos. Las reservas de agua han sido afectadas por la sobreexplotación del agua causada por la agricultura intensiva y los pozos ilegales. La crisis climática y medioambiental acecha este humedal mediterráneo. Las bajas precipitaciones agravan el desastre, un acuífero con menos de 30% de su capacidad. El agua es vital para el ecosistema, sin ella, la delicada cadena trófica se rompe, poniendo en peligro las piezas del ajedrez de Doñana, la fauna y la flora. Según la Estación Biológica del CSIC, el 59% de las lagunas se han secado. La pérdida de vegetación y el decrecimiento de presas pone en jaque la biodiversidad. Por ejemplo, el lince ibérico pierde alimentos y recursos, y este majestuoso animal es esencial para controlar el número de mesodepredadores.

La catástrofe protagoniza los titulares de los medios de comunicación. Sin embargo, la idea central de estas noticias son las ideologías políticas que dividen a una comunidad. El trabajo en equipo es esencial para sacar Doñana del jaque. Cada uno de nosotros podemos poner nuestro granito de arena para reducir nuestra huella de carbono que contribuye al calentamiento global e incrementa las temperaturas, rompiendo el balance del ecosistema. Asimismo, la colaboración por parte de los organismos gubernamentales será decisivo para la protección del Parque Nacional de Doñana. La implementación de nuevas leyes que limiten el uso del agua potable de los acuíferos dará fin a la sobreexplotación del agua. Científicos e ingenieros agrónomos deben de ser alentados a investigar los acuíferos y determinar el límite de agua utilizada para evitar sequías. Nelson Mandela una vez dijo: “La educación es el arma más poderosa que puedes usar para cambiar el mundo”. La educación sobre la situación en Doñana concienciará a las futuras generaciones sobre la importancia de la biodiversidad en nuestro ecosistema y formará a futuros líderes que lucharán por su fauna y su flora. Si conocemos las consecuencias, ¿por qué no actuamos?, ¿por qué no tomamos acción y escribimos nuestro futuro? Todavía podemos salir del jaque y utilizar nuestras estrategias para revertir los daños. ¿Podremos ganar la partida de ajedrez?

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