Era el año 1910 cuando Corea fue anexionada por el Imperio de Japón, el cual había comenzado su expansión a finales del siglo XIX, adentrándose en la llamada Era Meiji, la cual se desarrolló entre 1868 y 1912.

La ocupación japonesa de Corea se extendería durante casi la primera mitad de siglo XX, dando paso a 35 años en los que, principalmente en el exilio y aunque con diferentes perspectivas y enfoques, surgieron en Corea diferentes grupos nacionalistas y radicales que lucharían por la independencia del país. 

Esta situación se alargó hasta finales de la Segunda Guerra Mundial, momento en que la escisión formal del país fue acordada en la Conferencia de Yalta de 1945, por la cual Estados Unidos y la Unión Soviética decidieron dividir la península de Corea a lo largo del paralelo 38.

La Unión Soviética ocupó la parte norte de Corea, estableciendo un gobierno comunista liderado por Kim Il-sung. Mientras, Estados Unidos ocupó el sur y apoyó el establecimiento de la llamada República de Corea, la cual bajo el liderazgo de Syngman Rhee, tenía una orientación más capitalista y democrática. 

Sin embargo, con el transcurso de los años no tardaron en aparecer diferencias políticas y económicas significativas entre los dos bandos que poco más tarde resultaron en una serie de incidentes fronterizos y escaramuzas a lo largo del paralelo 38. Estas llegaron a su punto álgido el 25 de junio de 1950, cuando Corea del Norte, buscando la unificación bajo su mando, lanzó una invasión a gran escala contra Corea del Sur, desatando así la Guerra de Corea.

Aunque la división de Corea, 5 años antes, fue en gran parte impulsada por los intereses de las superpotencias de la época, la invasión de Corea del Sur por parte de sus vecinos del norte fue un acto unilateral no respaldado explícitamente por la Unión Soviética o China en ese momento. No obstante, ambas potencias comunistas no tardarían en brindar apoyo militar y logístico a Corea del Norte, dando lugar a uno de los primeros conflictos importantes de la Guerra Fría, en el que muy pronto las Naciones Unidas, lideradas por Estados Unidos, tomarían parte por Corea del Sur. 

El periodo más crudo de la guerra se desarrollaría durante los 3 años siguientes, y acabaría con un armisticio firmado el 27 de julio de 1953 que restauró aproximadamente los límites fijados en la Conferencia de Yalta, pero que dejó una cifra de aproximadamente 3 millones de muertos, tanto soldados como civiles, y una península dividida. Sin embargo, no se firmó un tratado de paz formal y, técnicamente, las dos Coreas siguen en guerra hasta el día de hoy.

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