El debate es cada vez es más recurrente y siembra una mayor polémica. El alpinismo prosigue su camino hacia la definición de deporte de masas, con las consecuencias que ello implica y vemos con una mayor frecuencia: montañas atestadas de gente, accidentes provocados por la imprudencia o ignorancia de quien se lanza hacia lo más alto sin el conocimiento necesario… y la naturaleza como gran perjudicada.
Apenas dos semanas han pasado desde las imágenes que un intrépido sherpa ofreció de la segunda montaña más alta del planeta, el temido K2 (8.611 metros). Aquel día, camino de la cima y en el peligrosísimo cuello de botella, la hora punta concentraba a 145 alpinistas ansiosos por hollar el gigante del Himalaya. Ese día, la montaña permitía su conquista.
#K2 Mission complete. Huge congratulations to our team – you smashed it! I am so proud of each and every one of our team and adventurers on #K2 this season. That’s a 100% success rate on 8,000ers. Contact @eliteexped to join us next year. pic.twitter.com/kgG8DnzxbY
— Nirmal Purja MBE (@nimsdai) July 24, 2022
Por fortuna, aquel día no se lamentaron accidentes y todos aquellos que subieron, pudieron bajar sanos y salvos, regresando a sus casas con una buena historia que contar. Sin embargo, dejaron un desagradable recuerdo en las laderas de la montaña: kilos y más kilos de basura.
Ha sido la cuenta de @florcuenca_mountaiclimber la encargada de enseñar al mundo cómo quedó el campo base del K2 tras el paso de la horda alpinista.
A las imágenes les acompañaba un durísimo texto: «Cada vez que volvemos de la montaña y, especialmente, después de alcanzar la cima, posteamos nuestras imágenes muy orgullosos. Sí, 100% cima. Yo te pregunto. ¿Estamos también orgullosos de toda la basura que dejamos atrás? Nosotros que se supone que somos montañeros… ¿por qué hacemos esto a las montaña? ¿No vamos a las montañas para disfrutar la naturaleza, su magia?
La conclusión del mensaje tampoco deja lugar a dudas: «Nosotros no somos montañeros, solo un simple grupo de estúpidos que escala montañas para satisfacer su ego, porque un montañero apasionado no le haría esto a la montaña. Yo no quiero herir sentimientos, pero lo que digo es la verdad».
