A modo de ejemplo de cuán activa se espera que sea esta nueva temporada de huracanes en el atlántico norte, incluso antes de que empezara ya se ha formado la primera tormenta lo suficientemente fuerte como para recibir un nombre. Se trató de la tormenta subtropical Ana que surgió el 22 de mayo cerca de las costas de Bermudas. Por fortuna, de inmediato se degradó a depresión tropical y se alejó de las costas del país caribeño para adentrarse en el océano Atlántico, sin poner en riesgo a ninguna población.

La Administración Nacional de Océanos y Atmósfera (NOAA por sus siglas en inglés) reveló recientemente su pronóstico para este año. Se espera que en los próximos seis meses se formen entre 13 y 20 tormentas con intensidad suficiente para recibir un nombre, constituyendo lo que se denomina una temporada más activa de lo normal. De estas tormentas, se prevé que entre 6 y 10 terminarán siendo huracanes, de los cuales entre 3 y 5 pudieran ser huracanes mayores, es decir, huracanes de categoría 3 o más.

Los investigadores de la Universidad de Colorado, de los más reconocidos en esta materia, coinciden en que estamos ante una temporada de huracanes más activa de lo normal, aunque los números de sus predicciones son incluso más específicos. Según ellos, este año habrá 17 tormentas con nombre, de las cuales 8 terminarán siendo huracanes, y 4 terminarían siendo huracanes mayores.

Si las predicciones para este año son correctas, esta sería la sexta temporada consecutiva con una actividad por encima de lo normal.

Las nubes de Ana, la primera tormenta tropical del años, que pronto se degradó (EFE/ Yander Zamora)

Los estados más comprometidos

Los motivos por los que los expertos creen que esta será una temporada particularmente activa son las altas temperaturas de la superficie del mar del Atlántico subtropical y la falta de presencia del fenómeno de El Niño. El Niño es una corriente cálida atmosférica y oceánica en el Pacífico, que puede influir en las temperaturas y los vientos en el Atlántico. En años en los que se forma El Niño, aumentan los vientos del oeste en los niveles superiores a través del mar Caribe hacia el Atlántico tropical, lo que genera una barrera que impide la formación de huracanes -o al menos lo dificulta-.

De acuerdo a datos recolectados por la NOAA desde 1851 hasta el año pasado, el 40 por ciento de los huracanes que tocaron los Estados Unidos lo hicieron en Florida. El 88 por ciento de los huracanes mayores, tocaron tierra en Florida o en Texas. Poniendo a estos dos estados en el mayor riesgo, estadísticamente, de ser afectados en los Estados Unidos.

Con respecto a las tormentas tropicales, Nueva Orleans tiene cada año un 40 por ciento de probabilidades de ser afectada, entrando al podio de las ciudades que más riesgo corren junto con Miami y Cape Hatteras, en Carolina del Norte.

Fuente:Infobae

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