La historia de la subasta de piezas prehispánicas en Francia se vuelve a repetir. México ha reclamado 33 objetos que subastará la firma Christie’s el próximo 9 de febrero en París. El país latinoamericano continúa la lucha para recuperar el patrimonio que se exhibe en colecciones europeas, pero que hasta ahora ha rendido pocos frutos.

El Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) ha presentado una denuncia ante la fiscalía mexicana para emprender acciones legales contra la comercialización de las piezas, además ha pedido a la Secretaría de Relaciones Exteriores (SRE) acciones diplomáticas para recuperar los objetos. “Se determinó que el catálogo de la subasta incluye piezas que corresponden a culturas originarias de México, razón por la cual forman parte del patrimonio de la nación”, explica el Instituto.

Las piezas corresponden a una serie de colecciones que se han exhibido en países de Europa en el último siglo. Hay esculturas, vasijas, máscaras, platos y figuras de las culturas azteca, maya, tolteca, totonaca, teotihuacana y mixteca, provenientes de estados como Veracruz, Nayarit, Guerrero, Guanajuato, Colima, Chiapas y el Estado de México.

La mayoría han sido tallados en piedra o elaborados con barro. La casa de subastas ha titulado la puja Quetzalcóatl, serpiente emplumada y ofrece las piezas en valores entre los 4.000 y los 900.000 euros (100.000 pesos a 22,3 millones de pesos). Christie’s ha garantizado la autenticidad de los lotes exponiendo las colecciones a las que han pertenecido cada uno de los objetos en su catálogo

En la subasta destacan dos piezas con el mayor valor de venta. Por un lado, está una máscara de piedra teotihuacana de 15 centímetros, a la que han llamado Quetzalcóatl, del periodo clásico (450-650 d.c.) cuyo precio de apertura para la puja se ubica entre los 350.000 y 550.000 euros (entre 8,6 y 13,6 millones de pesos). Christie’s señala que la máscara perteneció a Pierre Matisse, hijo menor del artista francés Henri Matisse, y ha sido exhibida en dos ocasiones: en 2012 en el Museo quai Branly-Jacques Chirac en París y en 2018 en el Palazzo Loredan en Venecia.

Se desconoce cómo llegó la pieza a Europa. “La llaman Quetzalcóalt probablemente porque creen que así se venderá mejor. Esta venta es poco ética, ilegal y muy sórdida”, escribió en su cuenta de Twitter el arqueólogo de la Universidad Estatal de Arizona, Michael E. Smith.

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