messi-kiJC--620x349@abc.jpgHay cosas que nunca cambian por mucho que se haya intentado. Poco importó que Leo Messi tratara de abandonar el club hace una semana, que culpara al presidente de todos los fracasos y despotricara del proyecto deportivo. En el primer partido de pretemporada fue titular y lució el brazalete de capitán tras haber sido reelegido por el vestuario para que le representara. Como si no hubiera pasado nada. De un plumazo quedó enterrada su rebeldía, sus negativas a entrenarse con sus compañeros, su pulso a Bartomeu y su desplante a una afición que le ha idolatrado durante dos décadas. Así arrancó el nuevo proyecto de Ronald Koeman, con el escéptico rosarino liderándolo y con una puesta en escena bastante fiel a las pretensiones del holandés. Para empezar dejó fuera a los futbolistas con los que no cuenta. Luis Suárez, Arturo Vidal, Umtiti, Rafinha, Wague y Matheus Fernandes ya saben que no tienen ninguna posibilidad de vestir de azulgrana esta temporada. Los dos primeros ya lo sabían porque se lo dejo muy claro el técnico nada más pisar su oficina en el Camp Nou. El resto recibieron ante el amistoso contra el Nástic la confirmación a sus sospechas. A pesar de las cuatro importantes bajas que tenía Koeman para el primer amistoso (Ter Stegen convaleciente de la operación de rodilla, Pjanic y Todibó recibieron el alta médica tras superar el coronavirus, y Ansu Fati no pudo participar por una contusión en la cadera derecha sufrida en el entrenamiento del viernes) dejó entrever algunas premisas de lo que le espera a la afición a lo largo de esta transitoria temporada. Para empezar, mostró su dibujo táctico con dos pivotes (Busquets-Aleñá y De Jong-Riqui Puig), con el que, sin renunciar a la posesión, a la presión y al juego ofensivo, le dio la espalda al tradicional 4-3-3 de la filosofía impuesta por Cruyff. Una herejía difuminada por la alargada sombra de Leo Messi, titular tras solo cinco entrenamientos en sus piernas. El rosarino no tuvo el protagonismo habitual e incluso le cedió un penalti a Griezmann, que sumaba tres penas máximas falladas con su selección. Gesto de generosidad con el francés que desde algunos sectores se interpretó como escasa implicación del argentino, aunque desde el club se valoró como un guiño hacia el delantero y una actitud inclusiva por el bien del equipo. Antes había abierto el marcador Ousmane Dembélé, que volvía a jugar desde su última lesión, en febrero. El francés será importante para Koeman. Dejó buena impresión Pedri en su debut y se confirmó la dificultad de encontrar un lateral derecho tras el confinamiento de Sergi Roberto junto a la cal. Gol de Coutinho Remozó completamente el equipo Koeman en la segunda parte, dando entrada a De Jong, Riqui Puig, el ilusionante Trincao, Braithwaite y Coutinho. El brasileño, que hace un mes ganó la Champions ajusticiando al Barça con el Bayern, tardó siete minutos en marcar un gol tras un nuevo penalti cometido por el Nástic. Demostraba el fichaje mas caro de la historia del club catalán que quiere, puede y merece escribir un nuevo capítulo bajo las órdenes de Koeman. Messi, mientras, desde la grada, valoraba el proyecto de Koeman bajo su mascarilla.

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