Gran victoria del Barcelona en Paris. El Barça exhibió ante el PSG su mejor versión y demostró que supo aprovechar muy bien la última semana sin fútbol para preparar el partido. Xavi, esta vez, le ganó la partida a un Luis Enrique que sorprendió con las titularidades de Asensio y Kang In Lee. En el descanso tuvo que rectificar. En cambio, el Barcelona se mostró con las ideas muy claras desde el minuto uno. Fue superior en la primera parte y, excepto los primeros cinco minutos de la reanudación, también en la segunda.
Reza un mandamiento futbolístico que un equipo tiene madurez cuando no se derrumba ante la adversidad. El Barça encajó en tres minutos el empate de Dembélé y el 2 a 1, de Vitinha, pero supo reacerse hasta la victoria final. Buena respuesta anímica y sobre todo futbolística que demuestra el crecimiento del grupo.
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La alineación del Barcelona fue toda una declaración de intenciones. Buen análisis, buen diagnóstico y buena ejecución del plan. Con balón, el equipo de Xavi Hernández supo ser paciente y encontrar los espacios a la espalda de la defensa. La desacomplejada apuesta del entrenador por Raphinha está dando sus frutos. El brasileño, además de sus dos goles, jugó quizás su mejor partido como azulgrana. Aunque el equipo estuvo correcto en el juego de posición demostró margen de mejora en cuanto a la posesión del balón. A diferencia de otros partidos, eso sí, esperó el silbato final manteniendo la pelota bajo su dominio. Gran noticia.
Pero el trabajo durante la semana también se notó sin balón exhibiendo un juego muy solidario, eliminando espacios entre lineas y evitando las transiciones que tanto gustan a los equipos de Luis Enrique. Excelentes Koundé sobre Mbappé y Cancelo sobre Dembélé, pero también fantástico partido en las ayudas de los centrales y los extremos para generar, permanentemente, situaciones de dos contra uno. La estrella del PSG apenas apareció y el ex del Barça, golazo a parte, jugó como era habitual en su etapa azulgrana.
¿Quién exhibió más ADN barcelonista en Paris? Sin duda, Xavi y su Barça. Luis Enrique tiene mérito por atreverse a trasladar una idea muy especial fuera de su ámbito natural. En París, el juego posicional, la posesión y la presión suena a fenómeno paranormal pero el equipo, además del ritmo que exhibe, todavía carece de muchos mecanismos esenciales. Está claro que el técnico asturiano necesita tiempo para desarrollar su idea. Quedan 90 minutos y todo puede pasar pero el 2 a 3 del Parque de los Príncipes va a obligar al PSG a plantear la vuelta en Montjuïc con una inesperada presión añadida. Que no se detenga la fiesta. La Liga de Campeones es una competición maravillosa.
El Barcelona exhibió en París una sorprendente madurez tras encajar los dos goles franceses.
