El brote de dengue de esta temporada en la Argentina marcó picos históricos de contagios. Según los últimos datos oficiales disponibles, las personas contagiadas suman alrededor de 180.000 -el número se contabiliza desde fines de julio del año pasado-, mientras que las muertes ascendieron a 129. En este contexto, y sobre todo en la zona del AMBA, conseguir repelentes de mosquitos es prácticamente imposible. La producción no llega a cubrir la demanda, y las marcas refuerzan sus estrategias para garantizar la importación de un componente clave para fabricar el producto, que comenzó a escasear a nivel mundial.

“Explotó” la demanda

En el sector aseguraron a LA NACION que, en los últimos días, las ventas de repelentes, tabletas, insecticidas y espirales se multiplicaron por tres o cuatro, y la oferta disponible en los comercios no alcanza a ser cubierta por las tres principales empresas fabricantes, que concentran más del 90% del mercado. En los supermercados dijeron a este medio que están negociando con las principales marcas del rubro para incrementar sus compras, pero explican que no se trata de un efecto inmediato. “Hoy estamos vendiendo un 250% más de repelentes que en marzo del año pasado, con lo cual nos resulta muy difícil atender a toda la demanda”, explicaron en una cadena. “Todo lo que ponemos en la góndola desaparece en unos minutos”, señalaron en otra empresa del rubro.

“Estamos realizando esfuerzos extraordinarios para abastecer a todos los puntos de venta y aumentar su disponibilidad, produciendo en la actualidad tres veces más de lo habitual y aprobando la venta de distintos formatos de envases para poder maximizar la producción. En comparación con el mismo período del año anterior, en febrero de 2024 registramos un crecimiento de más del 300% en la demanda de nuestros repelentes”, indicaron en un comunicado desde SC Johnson, fabricante de OFF!, Fuyí y Raid, y que tiene un market share de alrededor del 80%.

En tanto, desde Vais, producido por la empresa Algabo, que tiene un 10% de market share, indicaron a este medio que la demanda de su producto “explotó”. “Desde inicios de enero, se podría decir casi de la segunda semana, detectamos la gran demanda, hubo una explosión de compras. En lo que sería la primera, segunda, tercera semana de enero vendimos lo mismo que vendimos en todo 2023. Si sumo la cuarta semana de enero ya te podría decir que solamente en enero vendimos más que todo 2023″, indicaron.

Problemas de importación

Hay un segundo inconveniente. Para producir repelentes es necesario un componente activo llamado DEET, que no se porduce en el país, sino que es importado, principalmente desde Japón y China. Desde la cadena industrial y comercial -que incluye a fabricantes, supermercados, mayoristas y farmacias- ya habían indicado en enero, cuando empezó a sentirse más fuerte el brote de dengue, que las trabas a la importación del Gobierno anterior habían generado un problema de abastecimiento del activo, que impactó en la producción. Ahora, desde la Cámara Argentina de la Industria de Productos de Higiene Personal, Cosmética y Perfumería (CAPA) indicaron incluso que hay un problema de faltante global del activo. El brote de dengue también afecta a países como Uruguay y Brasil, que también lo importan. “Hay faltante global por el aumento de la demanda”, indicó el director ejecutivo de CAPA, Miguel González Abella, a LA NACION.

Para poder seguir produciendo, desde Vais tuvieron que cambiar de proveedor. “Hemos hecho contacto con nuevos proveedores en menos de tres meses. Es un insumo importado. Aquí local, en Argentina, no se produce. Sí hay algunos distribuidores, obviamente, que tienen, pero no hay gran stock. ¿Qué significa esto? En la primera semana, en los primeros 15 días de enero, lo poco que tenían los distribuidores acá locales de la Argentina que lo importan lo vendieron, lo colocaron y ya no hubo más. Todo el resto que estamos produciendo somos los que tenemos contactos directos proveedores de afuera”, indicaron a LA NACION.

“Cuello de botella” o “falla de mercado”

Por su parte, el ministro de Salud, Mario Russo, dijo hoy que existe un “cuello de botella” en la provisión de repelentes para combatir el dengue. “Es una situación heterogénea en Argentina. Hay lugares que son endémicos donde se encuentran repelentes y espirales. Y nosotros vemos que fundamentalmente en el ámbito de AMBA es donde más dificultades hay”, dijo.

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Para el senador de JxC Martín Lousteau, se trata en cambio de una “falla de mercado”. “Tener un Estado grande y deforme es un problema, pero caer en la trampa del estado mínimo tampoco es la solución”, dijo. “¿Por qué el gobierno no abre la importación como hizo con otros productos? La inacción del gobierno hizo que cada empresario obtenga la información tarde. Ahora ya no se llega: aumentar la producción o importar lleva tiempo y ya viene el frío. Así, la solución llegaría recién cuando el dengue se haya ido. Es un caso en donde un buen Estado tiene disponible más información más rápido que el mercado. Y puede ayudar a coordinar respuestas si toma decisiones o comparte la información a tiempo. Se llama política pública de salud”, dijo.

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En tanto, el ministro de salud de la Provincia de Buenos Aires, Nicolás Kreplak, criticó el accionar del Gobierno nacional ante la crisis epidemiológica y pidió la intervención del Estado Nacional para aumentar la producción de repelente. “Es difícil porque el mercado no se regula solo, en materia de salud tampoco”, dijo. Kreplak agregó que, ante el aumento de contagios, la Provincia decidió fabricar 10.000 unidades de repelente por semana, en un laboratorio público, para “entregarlos en los operativos territoriales” donde la situación sea más grave.

 

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