“Nunca ha sido fácil. Siempre pensé que escribir era un modo de decir la verdad sobre aquello que pensás, sobre la política, sobre los demás. Escribir no es algo que agrade a todo el mundo. Te exponés al shock y al disgusto… y he estado diciendo la verdad desde mi primer libro”, analizaba Maryse Condé, una autora insular, su trayectoria y su vínculo con los lectores en una entrevista realizada en 2012. La escritora falleció hoy en un hospital de Marsella.

La más pequeña de ocho hermanos había nacido en 1937 en una isla del archipiélago de Guadalupe poco después de que esta colonia francesa ubicada en el Caribe se convirtiera en una región de ultramar, coordenadas a las que siempre regresaba en sus relatos.

Desde Heremakkon, su primera novela, publicada en 1976, padeció críticas descarnadas a su trabajo. En esta narración, Condé exploraba su propia vida y su propia voz, la de una mujer del Caribe que se instalaba en París para desempeñarse como profesora y traductora. En la vida real, antes de radicarse en la capital francesa, Condé vivió en Senegal, Costa de Marfil y Guinea, donde sorteó tormentas sentimentales y económicas.

Las críticas continuarían y las dos entregas de Segú, Las murallas de tierra y La tierra desmoronada, fueron repudiadas por la comunidad africana e islámica. El reconocimiento tardó en llegar. Mientras tanto, Condé trabajó como profesora de literatura francófona en distintas universidad, entre otras, en Columbia, en Nueva York.

“Estoy muy feliz con este premio y permítanme compartirlo con mi familia, mis amigos y toda la gente de Guadalupe, un país tan pequeño, solo mencionado por sus huracanes y terremotos”, decía Condé cuando en 2018 obtenía el Premio Nobel alternativo. Esta distinción fue impulsada por un grupo de intelectuales suecos en 2018 cuando la Academia de aquel país, que otorga el prestigioso galardón, se vio envuelta en un escándalo de violencia sexual, en el denominado “caso Arnault”, y decidió suspender el anuncio de aquella temporada para el año siguiente.

“En su trabajo describe las atrocidades de la vida colonial y el poscolonialismo con un lenguaje maravilloso. Utiliza al género, la raza y la clase para crear nuevas constelaciones”, rezaba el fallo que la distinguió con el Nobel alternativo. En su obra se encuentran ribetes del realismo mágico de Gabriel García Márquez y del universo de José Saramago, a quien le dedica El Evangelio del Nuevo Mundo.

La mayoría de las obras de Condé están publicadas en castellano por la editorial Impedimenta, como La deseada e Historia de una mujer caníbal. También escribió su propia versión de la tragedia de Cumbres borrascosas, una novela aún no traducida a nuestro idioma, llamada La migration des cœurs (1995), ubicada en el Caribe.

Condé es autora de novelas, obras de teatro, ensayos, novelas infantiles y una autobiografía, La vida sin maquillaje, donde narra cómo a los 21 años quedó embarazada de un novio que la abandonó ni bien conoció la noticia y cómo se las ingenió para subsistir en una sociedad que la condenaba con la mirada.

También aquí narra el momento en el que supo que sería escritora: “Tendría unos diez años. Fue, me parece, un 28 de abril, día del cumpleaños de mi madre, a quien idolatraba, pero cuyo carácter singular, complejo y caprichoso me desconcertaba sobremanera. Al parecer, elaboré un texto, mitad poema, mitad sainete, donde me esforzaba en retratar las múltiples facetas de su personalidad, a veces tierna y serena como la brisa del mar, otras veces burlona e hiriente”.

Eterna candidata al Nobel, Condé no pudo disfrutar de esta distinción. Sí mereció el Premio Nacional de Literatura sobre la Mujer en 1986 por Yo, Tituba, la bruja negra de Salem. “Abena, mi madre, fue violada por un marinero inglés en la cubierta del Christ the King un día de 16**, mientras el navío zarpaba rumbo a Barbados. Yo fui fruto de aquella agresión. De aquel despreciable acto de odio”, comienza la novela.

Preseleccionada dos veces para el Premio Internacional Booker, en 2015 y 2023, en 2001 recibió la distinción de Comendador de las Artes y las Letras de Francia y en 2004, Caballero de la Legión de Honor. Condé impulsó y presidió el Comité por la Memoria de la Esclavitud en Francia (2001) a través del cual trabajo se trabajó para redactar la ley que reconoce la esclavitud como un crimen contra la humanidad.

 

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