Gerardo Zamora, el gobernador de Santiago del Estero, asoma como un actor crucial para garantizar la sanción de la ley Bases y la ley fiscal, según la matemática que hacen en la Casa Rosada y en el Senado. El mandatario del norte, un viejo aliado de Cristina Kirchner que supo ser uno de los artífices de la candidatura de Sergio Massa en 2023, podría tener la llave -con los tres senadores que le responden- para destrabar la votación en la Cámara alta, donde el poroteo de La Libertad Avanza está ajustadísimo. Allí todavía no hay garantías de éxito para los proyectos de Javier Milei.

El cálculo que hacen en el Gobierno es que la mayoría circunstancial de 39 senadores no peronistas que Victoria Villarruel construyó en diciembre para la conformación de las comisiones tiene un grupo de legisladores “escurridizos” que podrían votar en contra de la ley Bases. Quedó demostrado durante el tratamiento del DNU, cuando algunos senadores radicales junto con otros legisladores patagónicos votaron en contra del decreto. Los gobernadores del sur siguen marcando diferencias con la Casa Rosada y la gestión de Milei no logra zurcir con ellos un acuerdo más sólido. En particular hay dificultad con Claudio Vidal (Santa Cruz) pese a que el Gobierno viene tratando de seducirlo con varios asuntos de gestión.

Así, aún cuando los proyectos ni siquiera pasaron la prueba en Diputados, la Casa Rosada comenzó a anticipar la jugada para el Senado y subió la mirada hacia los gobernadores del norte del país. En esa región, los peronistas Raúl Jalil (Catamarca) y Osvaldo Jaldo (Tucumán) ya demostraron gestos de buena voluntad con la gestión libertaria. El segundo dijo horas atrás: “De no mediar un imprevisto, la ley Bases se va a sancionar”. Y Jalil apuntó que “el lunes o el martes” tendrá una reunión con los legisladores nacionales de su provincia para analizar el camino a seguir. El mandatario catamarqueño tiene influencia sobre el senador Guillermo Andrada.

Pero ninguno de ellos tiene tanto peso en el Senado como el santiagueño Zamora, dado que los tres senadores de su provincia -Claudia Ledesma Abdala de Zamora (esposa del gobernador), Gerardo Montenegro y José Emilio Neder- que integran el bloque Frente Nacional y Popular, le responden directamente.

En Santiago del Estero negaron que Zamora sea un factor clave del debate parlamentario. Según pudo reconstruir LA NACION, no obstante, en la Casa Rosada ya ensayaron algunos contactos y no descartan explorar un acercamiento más concreto al gobernador.

Cálculos

Todavía no está nada dicho pero un eventual movimiento de la Casa Rosada en este sentido no solo podría destrabar la ley Bases, sino que también provocaría un cimbronazo político en el peronismo y en el kirchnerismo, que todavía no logra ajustar los liderazgos y fijar un rumbo común. En esta coyuntura política, un puente pragmático con el Gobierno podría resultar crucial para una provincia como Santiago del Estero.

Algunos colaboradores oficiales recordaban que cuando el ministro del Interior, Guillermo Francos, viajó al norte días atrás para reunirse con los gobernadores del norte, los más belicosos con el gobierno libertario fueron Ricardo Quintela (La Rioja) y Gildo Insfrán (Formosa). Pero, aseguran, Zamora no tuvo la misma actitud. Además, a algunos gobernadores del norte puede interesarles parte de la letra de la ley Bases, fundamentalmente el Régimen de Incentivo para Grandes Inversiones (RIGI).

Si bien por fuera de los siete senadores de LLA no hay ningún voto totalmente asegurado, el cálculo fino que hacen en el oficialismo es que, de los 39 senadores no peronistas que Villarruel había logrado alinear hay cinco votos muy difíciles. Allí contabilizan el de los santacruceños José María Carambia y Natalia Gadano; el de la neuquina Lucila Crexell y el de la rionegrina Mónica Silva. También creen que el presidente de la UCR, Martín Lousteau, se podría diferenciar de su bloque y votar en contra.

Eso explica por qué el Gobierno buscará acercar con destreza política a otros gobernadores. El oficialismo necesita 37 votos o 36 votos más un desempate de la vicepresidenta. Pero esa matemática puede cambiar si hay senadores que se abstienen o se ausentan.

 

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