Miro a mi alrededor, mezclo en una coctelera “Real Madrid”, “Vinicius Jr” y ”racismo”, analizo con cautela cada ingrediente, lo pongo cuidadosamente en el recipiente de la opinión, lo agito ponderadamente exponiendo la mezcla resultante con educación pero también con firmeza y, como pongo en duda y no coincido con el discurso de ese “Club estado”, de repente aparece un bombardeo patético de hostilidad, de ira, de agravios y de amenazas (como me sucedió con LA CONTRA del pasado viernes), que aun sorprendiéndome, no hizo otra cosa que convencerme de que siempre vale la pena gritar al infinito y exponer la verdad, y en este diario además con total libertad, aun sabiendo que entras en un terreno de riesgo y hostilidad en este país llamado España.

¿Callarme? Olvídense, uno tiene los apellidos que tiene y la historia nos cuenta que estos apellidos son incompatibles con el miedo y menos aún con la amenaza, pero sea como fuere, igual que podemos debatir y hablar de cólera y agresiones también podemos hacerlo de amor y caricias, ¿Verdad? Pues vamos a ello.

El miércoles el Barça juega en la capital francesa y nos vamos a París, ¿Han estado? París es preciosa, París es monumental, imperial y fantástica, París es mágica, pero París, esa capital de ensueño, es también peligrosa, terriblemente peligrosa. Si viajan, háganlo ustedes con cautela, y sobre todo elijan bien la compañía, porque lo quieran o no volverán enamorados. Y miren por donde, en ese peligro es donde el Barça puede encontrar su redención, su solución, su futuro… El Barça y cada una de las partes que lo componen:  Directiva, Staff, equipo, afición… Ha de volver unido y enamorado de la capital francesa.

Hemos vivido una temporada aciaga e insoportable con algunos episodios donde el desamor, la desconfianza, las dudas y a veces la infidelidad han creado distancia, lejanía y separación, valores todos ellos contrarios a nuestra historia y nuestros colores. ¿Dónde mejor que en Paris para reencontrarnos, para fusionarnos, para gustarnos y para reconocer que siempre nos quisimos? París puede y ha de convertirse en esa puerta al cielo donde volver a confiar, donde volver a creer, donde volver a soñar.

París, puede y debe ser ese punto y aparte donde desaparezca la incógnita de si Xavi ha de permanecer erguido y confiado al timón de nuestra nave, donde los jugadores no se sientan inferiores a nadie, donde la directiva muestre con orgullo el futuro que nos contempla y donde la afición comulgue sin dudar con todo ello.

París es esa ciudad donde puedes coger un mapa y clavar al azar una chincheta, y que, yendo al punto señalado, descubrir que es precioso, que es único, que es mágico y que ahí puede iniciarse el amor de tu vida.

He clavado la chincheta y, caprichosa ella, ha quedado anclada en el parque de los príncipes…

Que se preparen, el Barça vuelve a estar enamorado.

 

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