Una foto dentro de otra foto: al mejor estilo de esas muñecas rusas huecas que albergan una dentro de la otra, la mujer que sostiene el teléfono móvil retrata en su pantalla, en una escala menor, casi lo mismo que el autor de esta imagen. Terrible ironía este paralelismo con las mamushkas si se tiene en cuenta que la foto ha sido tomada en Kiev. Hace más de dos años que Rusia invadió Ucrania e inició una cruenta guerra que al comienzo se esperaba que fuera breve, pero que por ahora no tiene visos de finalización. Sin embargo, contrastan el encanto y la naturalidad de la escena con lo que transcurre en otros espacios de esa ciudad, donde reina la devastación. Aquí un hombre alza a una niña para que alcance a oler una bella flor de un árbol que refleja el estallido de la primavera. Un recorte bucólico e idílico de una atroz realidad que confirma una vez más que la vida sigue, más allá de la tragedia.

 

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