Las grullas vuelan en grupos dentro de las rutas migratorias, y una de sus características más distintivas es que se las puede oír antes que ver. Su canto es bastante sonoro y llamativo, algo que hace que cuando las oyes a su paso, no dudes en mirar hacia arriba para ver las bonitas figuras que dibujan en el cielo. 

Hay lugares en España donde se pueden observar y fotografiar, como también existen observatorios para este fin. En este caso, la fotografía está realizada con un tele objetivo de 500 mm, para así mantener la distancia de seguridad esencial para estas aves y no molestarlas.

Una vez que llevas un tiempo observándolas, logras apreciar cómo se relacionan entre ellas, haciendo movimientos y entonando cantos naturalmente bellos. Es entonces cuando se presenta el momento de captar el canto de la grulla en una fotografía.

Esta fotografía es un retrato de una grulla común en el momento exacto del canto. Cabe destacar que realizan esta acción con bastante frecuencia, por lo que es relativamente fácil captar este momento si persistimos en la meta final.

En realidad, lo más complicado es tenerla justo a la distancia correcta para que nos entre en el encuadre perfectamente, sin cortar partes esenciales e incluyendo lo necesario. En esta toma, hemos captado justo ese instante en el que eleva su cuello y abre su pico, aireando el plumaje en su máximo esplendor. 

Los datos de la toma son ISO 125; f/6,3; 1/400 seg; cámara réflex; lente 500 mm; trípode

En cuanto al paisaje: la imagen fue tomada en una mañana fría con bastante niebla, una condición meteorológica que ofrece un valor añadido, ya que cuenta que la toma se ubica temporalmente en el paso migratorio invernal de las grullas. Concretamente, es en los meses con más frío cuando las podemos ver en nuestros campos y cielos. Un detalle: hay que abrigarse al máximo si no queremos terminar helados.

Para captar este fenómeno en la toma, tendremos que sobrexponer la medición de la exposición +1/3 con el fin de que no quede subexpuesta. Bajamos el ISO a 125, obteniendo una velocidad de obturación de 1/400 segundos, suficiente para que no se trepide la imagen con el movimiento de cuello de grullas.

Al tener el fondo bastante separado del sujeto, un diafragma de f/6.3 nos ofrece un bokeh con una calidad acorde a la imagen, haciendo que la grulla se destaque y tenga volumen.

La forma del cuello que dibuja en la composición da como resultado una imagen perfectamente compensada y equilibrada, sumado al peso que ofrece el cuerpo y las plumas de la grulla en la base.

Asimismo, el formato vertical es perfecto para esta imagen, ya que es la única composición que permite no cortar el cuello del animal en el encuadre. Sin duda, se trata de una imagen que refleja las características más descriptivas y a las vez más bellas de esta maravillosa y sonora ave.

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