Este fin de semana no ha habido debate con el jugador del Real Madrid, pero lo hemos tenido con Acuña y Quique Sánchez Flores. Seguramente el mono era quien insultó al jugador sevillista. A su entrenador el desagravio no le hirió, que corra sangre gitana por sus venas representa para él más un sesgo distintivo familiar en clave positiva que una vergüenza. Dicho eso, hay que acabar con ello: basta es basta. Eso, sencillamente, es inadmisible. Getafe y Sestao salen en la foto ahora, pero lo podemos considerar transversal geográficamente hablando. No se puede consentir más, de ninguna forma

A pesar de que hay la consciencia institucional y pública de que no debe existir espacio para la discriminación de ningún colectivo, la xenofobia sigue actuando frente a las minorías. Añadan como excusa que es difícil eliminar del lenguaje popular frases hechas para dañar a negros, gays, lesbianas u otros colectivos porque forman, lamentablemente, parte de la cultura popular. Trabajar como un negro, debería ser borrada de cualquier texto público. Esto es una mariconada, también. Hay que evitar que nos salga de forma inconsciente. Hay una minoría, la de ese grupúsculo de individuos ignorantes que va al fútbol a soltar sus miedos, sus filias y sus fobias. Esos que su capacidad cognitiva no da para más, que simplemente son unos zoquetes, y aquellos otros que culturalmente no han dado el paso que debían dar para sacarse esa lacra histórica de siglos y siglos en los que los nacionalismos y las religiones dominantes en occidente marcaron una distancia entre lo que se consideraba el primer mundo y el tercero. Con todos esos lo que se debe hacer es muy simple, cazarlos uno a uno e inhabilitarlos para siempre jamás, prohibiéndoles que asistan a ninguna competición deportiva, sin escepción alguna, sin tarjetas amarillas, sin apercebimientos, directamente roja de por vida. Decidan como lo desean hacer, pero háganlo, por lo civil o por lo penal

El deporte es ejemplo para mucha gente, por su visibilidad, por su notoriedad, porque los deportistas son los nuevos gladiadores, ejemplos sociales de superación y capacidad de victoria para niños, jóvenes y adultos que buscan espejos. 

Este fin de semana tres casos más han agitado el calendario competitivo. Vinicius, decidido ser altavoz de la causa, lo ha publicado en sus redes sociales. “Este fin de semana, ni siquiera jugaré. Pero tuvimos tres casos despreciables de racismo en España solo este sábado”. 

Voy a ser incorrecto, en su caso creo que debe analizar si hay algo más que solo racismo. En los partidos que sus compañeros Camavinga, Tchouaméni y Mendy visten junto a él la zamarra blanca en el terreno de juego, sólo él es la principal diana de esos insultos indecorosos y no aceptables; tampoco es excusa, hay que acabar con ello, pero para ser un ejemplo de algo, para abanderar una causa debe hacerse desde la ejemplaridad. En su gran puesta de largo el miércoles pasado para difundir su cruzada contra el racismo, a la que todos nos deberíamos sumar, demostró no estar a la altura con su comportamiento en el mismo terreno de juego. 

 

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