Una discapacidad le ha hecho capaz de todo. Si alguien representa la lucha contra los límites establecidos, ese es Àlex Roca. A muchos les desmonta su naturalidad. Saltarse los códigos de la benevolencia es otra de las artes de este atleta único cuyo camino, siendo largo y tortuoso como el de la canción, es la confirmación de que las barreras físicas son tan altas como uno las coloque. A su lado, 24/7, ella.

Muy joven. “Con diecinueve años recién cumplidos, conocí a Àlex en una conferencia. Yo salía de una etapa muy dura en la que sufrí una depresión y conocerle me dio la vuelta”, explica Maria Carme. Desde entonces, unas cuantas han dado ya por estos mundos de Dios, sumando kilómetros entre maratones y ponencias. Son la viva imagen de la complicidad.

Quedo con ellos en el Turó Parc y llegan atropellados. Ella, sin comer y con un bocadillo que no duda compartir con quien ésto firma, que está también casi en ayunas. Él va con el móvil en modo ‘on’, siguiendo en vivo el partido de Rafa Nadal. Nos cruzamos besos y rosas y me cuentan que “estamos programando los próximos meses antes del principal objetivo: la maratón del 10 de agosto en París. Sólo pensamos en ello”. Vamos a situarnos porque estamos hablando de un hombre que, con un 76% de discapacidad física, se convirtió en la primera persona del mundo en su situación en completar los 42.195 metros de la Marató de Barcelona.

Lo hizo con 32 años y, justo al día siguiente de realizar este reportaje, cumplía uno más. Un aniversario que celebró en familia pero al que no pudo sumar la victoria de ‘su’ Barça ante el PSG. Àlex es embajador de la Fundació FC Barcelona, “un orgullo absoluto que ahora también comparto con Xavi Hernández. ¿Cómo veo al equipo tras esta derrota? Seré yo el que te haga la pregunta: ¿Qué club del mundo tiene a los jóvenes que tenemos nosotros, con este gran futuro? Creo en lo que viene. No podemos esperar frutos ahora, sino cultivar y creer. El Barça somos mucho más que un club por nuestros valores. Debemos tener todos la capacidad que yo tengo de querer al club incondicionalmente. Esto nos dará la fuerza para estar unidos”.

Con el espíritu de Sant Jordi revoloteando sobre nuestras cabezas, Roca lo compara “con las parejas, que viven momentos malos y buenos. Hay que confiar en la gente del club y en el presidente”. Recomienda un libro, El monje que vendió su Ferrari, y Maria Carme, cualquiera de Marián Estapé. “La Diada la dedicaremos a disfrutar el que, para nosotros, es el día más bonito del año. Y éste tenemos un objetivo: regalarnos un libro que nos sume, con el que aprender, que nos cambie un poco y que nos abra los ojos”.

A ella se los abrió él. “Le admiro profundamente. Es capaz de hacer cosas inimaginables a todos los niveles. Te da la vuelta. Cuando corremos una prueba, mucha gente me pregunta sobre mi entrenamiento y siempre respondo lo mismo, que no hago nada especial. Mi carrera es grabar contenido y, sobre todo, mirar a Àlex y estar pendiente de él. Llego a la meta casi sin darme porque él me acompaña y me inspira”. Cuatro letras definen ésto: amor.

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