Al informarnos sobre las especificaciones de un auto, es inevitable leer sobre el equipamiento de tecnología, seguridad, consumo y potencia. Esto último engloba el motor y desempeño, con la potencia mostrada bajo caballos de fuerza.

En este sentido, siempre sorprende cuando un auto tiene 500 o más caballos de fuerza, puesto que la asociación es que va a ser muy rápido. La pregunta que nunca se hace es sobre la génesis de esta denominación: ¿por qué se llaman caballos de fuerza?

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Para hablar sobre el origen de los caballos de fuerza hay que tocar puntos relacionados con la física, no para hacer cálculos ni ser demasiado técnicos, sino para explicar en términos coloquiales de dónde viene el término.

Para empezar, hay que entender que un caballo de fuerza es una unidad de medida, así como lo es un gramo, un litro o un metro. La cuestión es que se emplea para medir la fuerza que tiene un motor, ya sea de un auto, moto o incluso de las puertas eléctricas.

Esto se remonta al siglo XVIII cuando James Watt, un ingeniero escocés, comparó la fuerza de las máquinas de vapor con los caballos que antes se usaban en diferentes trabajos. Esto daría una referencia tangible a aquellas personas que comenzaban a usar este tipo de maquinaria según el trabajo que requirieran.

Para determinar una equivalencia, Watt hizo un experimento con un caballo que jalara 150 libras (68 kg) de peso de un pozo de 67 metros de profundidad en un minuto. Tras realizar equivalencias, y con el paso del tiempo, se estableció que un caballo de fuerza es igual a 745.7 watts. Sin embargo, un equino puede producir alrededor de 15 caballos de fuerza.

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Para medir la potencia del motor de un auto se usan dinamómetros. Éstos miden la potencia desde algún parámetro mecánico del vehículo para luego establecerlo con exactitud en una ficha técnica.

Algo curioso es que en Europa, por ejemplo, las fichas técnicas anuncian la potencia en kW. Por ejemplo, un Volkswagen Polo en España anuncia un motor 1.0 TSI de 70 kW, que son 95 hp. Esto obedece a la equivalencia matemática deducida por Watt en épocas de la Revolución Industrial.

 

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